Biblioteca Nacional de Corea en Sejong: Un icónico “libro” de hormigón

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Emplazada en la capital administrativa de facto de Corea del Sur, el concepto que sirve de cimiento para este edificio busca la convivencia armónica entre el mundo digital y el análogo. Para ello, y también para apelar a una arquitectura de las emociones, es que la forma de “libro” de esta edificación es fundamental.

En febrero de 2006, el presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun, recibió un estudio del Ministerio de la Cultura que detalló políticas culturales que debía seguir la nación asiática para incrementar su desarrollo. Entre las recomendaciones, se propuso la construcción de sedes regionales de la Biblioteca Nacional de Corea para que “actúen como centros de crecimiento”.

De esta forma, durante todo ese año y los subsiguientes, el Ministerio a cargo implementó una serie de acciones, las que culminaron en diciembre de 2010 con la adjudicación del contrato de construcción de la biblioteca en la “Ciudad Multifuncional Administrativa” de Corea, también conocida como Sejong.

La propuesta que realizó el estudio de arquitectura local Samoo Architects & Engineers fue la que, finalmente, conquistó el interés de la autoridad. “Trabajamos sobre la base de tres conceptos relacionado con la emotividad: la experiencia, el espacio y la forma. La Biblioteca Nacional de Sejong busca transformarse en un espacio público abierto a la ciudadanía, más allá de que su función sea la de una biblioteca orientada a la investigación”, explicaron desde el estudio.

El año 2011 comenzaron las obras de este nuevo espacio cultural, las que culminaron en junio de 2013, inaugurándose el 12 de diciembre de ese mismo año.

Desarrollando el concepto de una arquitectura de las emociones

Según comentó el estudio en la descripción del proyecto, la biblioteca “será una infraestructura fundamental tanto para el gobierno como para los ciudadanos de Sejong”. Para ello, se decidió que el complejo, siguiendo los conceptos dados por el estudio, tuviese una geometría más bien simple: una forma curva, similar a la de un libro boca abajo, formó la base del diseño, creando una silueta reconocible que los define como uno de los edificios icónicos de la ciudad administrativa.

La biblioteca posee cuatro pisos y dos subterráneos. Las áreas de lectura se encuentran principalmente en los primeros dos pisos y cuentan con un diseño de espacio abierto y de fácil acceso. Los salones para seminarios y conferencias se ubican en el tercer piso mientras que en el piso superior, se encuentran espacios para compartir almuerzos y las terrazas apostadas en el techo ofrecen una vista panorámica abierta al ambiente que rodea al edificio.

Otra particularidad en el diseño de la biblioteca es que, aprovechando los conceptos que fundamentan el diseño del edificio, los arquitectos planificaron que la Biblioteca Nacional fuese un espacio de diálogo entre los formatos digitales y análogos, para mayor conveniencia de los usuarios y así, maximizar las posibilidades que ofrece este centro.

El exterior de la Biblioteca Nacional también se definió por la masa de la propia edificación. En efecto, la plaza abierta que da la bienvenida a los asistentes se creó gracias a esto. Asimismo, el interior de la Biblioteca, con sus amplios espacios abiertos, invita a la conectividad entre secciones y es de gran ayuda para que las personas puedan encontrar su destino dentro del edificio.

Metodología BIM para elementos estructurales de hormigón

Debido a la particular forma y geometría de la Biblioteca Nacional, se utilizó la metodología BIM en el inicio del proyecto. De esta manera, los elementos estructurales principales -tales como vigas, columnas y núcleos- se modelaron con BIM para confirmar “la viabilidad de los programas requeridos, al tiempo que su constructabilidad”, explicaron desde el estudio de arquitectura.

En ese aspecto, los arquitectos destacaron que la metodología BIM “brindó soluciones previas a la construcción de la Biblioteca, en temas de interoperabilidad entre varias disciplinas”. Asimismo, comentaron que, gracias a ello, se fabricaron los paneles únicos y los sistemas de muros cortina que resultaron fundamentales para conseguir la geometría del proyecto.

Con grandes espacios rodeándola -incluyendo un lago- y con conexión a los distintos puntos de la ciudad, además de su forma y concepto, en lo que lo emocional se trasladó al ámbito de la edificación, transformaron a la Biblioteca Nacional de Corea en Sejong en un ícono arquitectónico. Prueba de ello son los que recibió los años 2014 y 2015.

Pueden conocer más de esta edificación en el siguiente video:

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