En el marco de la iniciativa ReCreate, el Instituto Tecnológico Real de Suecia mostró un piloto durante la City Expo H22, realizada en la ciudad de Helsingborg, Suecia, que utilizó un 99% de material reciclado para su construcción. Según el equipo a cargo del proyecto, se logró reducir en un 96% la emisión de CO2 en comparación con el uso de hormigón nuevo.
Hace algún tiempo, en esta misma sección presentamos ReCreate, iniciativa que reúne a instituciones académicas de Finlandia, Suecia, Países Bajos y Alemania, con apoyos del Green Building Council de Croacia y el financiamiento del programa Horizon 2020, de la Unión Europea, cuyo objetivo es reciclar y reutilizar elementos prefabricados de hormigón completos en la construcción de nuevos proyectos, en vez de chancarlos para reconvertirlos en áridos reciclados, por ejemplo.
Así, desde el proyecto se gestaron una serie de actividades -principalmente en la Universidad de Tampere (Finlandia) y el Instituto Tecnológico Real de Suecia- en las que se comenzó a promover esta iniciativa. Visitas a ambas casas de estudio, como también, reuniones en terreno realizadas en Alemania, formaron parte de las citas donde se analizaron a edificaciones como potenciales “donantes” de elementos prefabricados para ser reutilizados.
Sin embargo, el proyecto aún no generaba un modelo a escala real del potencial de la iniciativa. Esa situación cambió con la construcción de un piloto durante la Expo Ciudad H22 (o City Expo H22), actividad realizada en la ciudad de Helsingborg, Suecia, cuyo objetivo es “explorar nuevos desarrollos sobre una ciudad sostenible”, como dice en el sitio web del evento.
Un edificio “reciclado” para disminuir la huella de CO2
Investigadores del Instituto Tecnológico Real de Suecia (KTH) construyeron este piloto en una zona ubicada en el centro de Drottninghög, un distrito de Helsingborg, como parte de las muestras realizadas durante la actividad. Esta edificación “reciclada” se instaló sobre el terreno donde antiguamente existía un jardín de niños.
Para ejecutar el proyecto, los investigadores de la entidad sueca pudieron utilizar el plato base del jardín infantil, cuyas medidas son de 8 por 22 metros de ancho, 4 metros de alto y unos cientos de toneladas de hormigón. El edificio piloto consiste en un 99% de material reciclado, aseguró el equipo de investigación.
“De acuerdo a nuestros cálculos -comentó Erik Stenberg, académico en el KTH- el uso de hormigón reciclado en nuestro piloto redujo la huella de carbono en un 96% en comparación con el uso de hormigón nuevo, si lo hubiésemos utilizado de la misma forma”.
“Al utilizar hormigón reciclado -o elementos prefabricados de hormigón reciclados- en nuevas edificaciones, las emisiones de CO2 pueden reducirse de manera drástica. Por ello es que esta manera de reciclar hormigón apunta a una nueva forma de construir”, agregó.
El equipo a cargo del proyecto lo conformaron, además del profesor Stenberg, Kjartan Gudmundson, profesor asociado del Departamento de Edificaciones Sostenibles de KHT, y Tove Malmqvist, PhD del Departamento de Sostenibilidad, Evaluación y Gobernanza. Mientras que el primero analizó aspectos como la calidad del hormigón y la presencia de sustancias dañinas, la Doctora trabajó en los análisis del ciclo de vida, impacto climático, modelos de negocios y regulaciones.
¿Cuáles son las aplicaciones prácticas de reciclar edificios?
El piloto ejecutado por el equipo del Instituto Tecnológico Real de Suecia se enmarca en la iniciativa ReCreate, que en su planificación consideró la fabricación de un piloto a escala real y uno digital.
De esta forma, mientras el que realizó el Instituto Tecnológico Real de Suecia fue el “real”, las universidades de Tampere (Finlandia, que lidera esta iniciativa), la Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos) y Tecnológica de Brandenburg (Alemania) generaron un modelo digital, el que se imprimió con tecnología de impresión 3D. Estos modelos se exhibieron los pasillos del piloto ejecutado por el KHT.
“En la actualidad, se desmuelen oficinas que, como mucho, tienen 40 años de antigüedad para reemplazarlas por nuevas viviendas. Sin embargo, el hormigón posee técnicamente una vida útil que es de 100, 200 o hasta 300 años incluso, siempre que estén las condiciones adecuadas. Y si queremos tener acceso al consumo de dióxido de carbono de estos edificios nuevos, necesariamente tenemos que acceder a estos grandes elementos de hormigón”, puntualizó el profesor Stenberg.