El arquitecto Antony Gibbon, conocido por sus osados proyectos, diseñó un proyecto habitacional cuya estructura de hormigón es una hélice continua que, en sus espacios descubiertos, genera “divisiones” que no son tales, integrándose de manera orgánica tanto en su interior como con el paisaje que la rodea. En Hormigón al Día, te contamos más de este nuevo desafío para el hormigón.
Las posibilidades arquitectónicas que posee el hormigón son cada vez más variadas. Las nuevas tecnologías que se aplican al elemento, así como el avance de técnicas constructivas de antaño, posibilitan que, a la hora de plantear un diseño arquitectónico rupturista, la antigua rigidez con la que se concebía al hormigón de paso a elementos cuya fluidez sorprende y evidencia todas las potencialidades del material.
Precisamente, Twine House, uno de los proyectos más recientes del arquitecto Antony Gibbon, está llamado a demostrar cómo el hormigón deja de ser concebido como ese material rígido y se transforma en un elemento lleno de vida y fluidez. En efecto, la palabra “Twine”, cuyos significados pueden ser “retorcer” o “enrollar”, demuestra la idea de Gibbon respecto a este diseño conceptual.
Gibbon, conocido por sus diseños en los que las materialidades se funden con el espacio que las rodea, sigue así con su línea de trabajo de investigar las posibilidades del hormigón estructural en relación al ambiente en el que se emplazará la obra y la manera en que éste se transforma en influencia para la geometría del proyecto.
En el caso de Twine House, el arquitecto detalló que “la superficie presenta una serie rítmica de espacios descubiertos los que revelan y reflejan, cinéticamente, a las colinas que rodean al proyecto a pesar de los espacios condicionados”.
¿Cómo logra eso? En este proyecto, el arquitecto diseñó una cáscara de hormigón que va girando continuamente, que en cierta forma emula el diseño helicoidal del ADN, logrando así crear espacios habitables en los espacios en que no estén cubiertos por el hormigón. Estos, a su vez, son los que muestran el ambiente que rodea al proyecto, entregándole una característica orgánica única, según el autor del proyecto.
Estos espacios habitables interiores formados por los arcos que no están cubiertos por la estructura de hormigón, explicó Gibbon, estarán divididos por “un delicado, casi imperceptible muro de cristal, el que sirve para preservar la característica forma enrollada que se desarrolla en términos arquitectónicos”.
Twine House se divide en dos espacios, formados por un salón principal y la cocina y las habitaciones, las que se ubican en los espacios que deja la estructura de hormigón al encontrarse y fundirse con el suelo. Ese punto es el que marca las “divisiones” y a las que el arquitecto, en aras de mantener el movimiento orgánico de Twine House, sólo limita con los muros de cristal ya mencionados.
Asimismo, en la nave central de la estructura, sitio donde la cáscara de hormigón está más alejada, se ubica un área de asientos circular empotrada, lo que genera una entidad íntima y aislada dentro del desarrollo interior de Twine House.
Otro de los elementos interesantes que presenta este diseño arquitectónico es que en sus extremos, la sección horizontal se utiliza para colocar paneles solares. Mientras, en el centro de la estructura, el techo plano es el lugar decidido por Gibbon para colocar una bañera de hidromasaje, a la que se accede a través de una escalera de caracol.
Sin dudas, este nuevo proyecto de Antony Gibbon invita a descubrir nuevas posibilidades. Los descubrimientos arquitectónicos generados, ya sean al exterior o interior de Twine House, crean una cierta diversión que gatilla tanto la curiosidad de quien habitaría este espacio como de quien lo visita. Finalmente, dice el arquitecto, “el espacio se convierte en un patio de juegos gracias con los espacios arquitectónicos formados gracias a estas formas escultóricas retorcidas”, comentó Gibbon.