Ubicada a un costado de la principal autopista de Tbilisi, que conecta al aeropuerto internacional con el centro de la capital de este país europeo, la idea del estudio a cargo del proyecto fue generar un complejo que rompiese con las formas industriales tradicionales y al mismo tiempo, que tuviese un carácter único. La respuesta a eso vino con este gran volumen monolítico de hormigón “doblado”.
Ubicada en las afueras de Tbilisi, capital de Georgia, la planta de producción de café diseñada por la oficina de arquitectos Khmalazade Architects se encuentra ubicada en la autopista principal que une al aeropuerto internacional con el centro de la misma ciudad.
La planta es un complejo de más de 16 mil metros cuadrados en el que además de la producción del grano, también se encuentran salas de venta, espacios para la degustación y auditorios pequeños para exhibiciones del producto. El complejo, además, se encuentra ubicado en un amplio espacio abierto que, a juicio de la oficina de arquitectos que realizó el proyecto, estaba siendo desaprovechado, por lo que la decisión de emplazar la planta en este lugar también buscó transformar el paisaje del lugar.
Construida de forma tal que sólo parezca un gran volumen monolítico de hormigón, el recinto presenta particularidades que van descubriéndose poco a poco. Por ejemplo, una de sus particularidades es que, vista desde principal autopista de Tbilisi, el complejo parece no tener una entrada visible, lo que de acuerdo al estudio, hace que la planta se integre con el ambiente que le rodea.
Una fachada curva de hormigón monolítico
Dada la ubicación del complejo, aledaño a la principal autopista de la capital de Georgia, para Khmalazade Architects ejecutar un diseño que escapara a las formas tradicionales que poseen las edificaciones industriales del país. “La intención del cliente fue crear una potente identidad visual para su nueva marca de café”, explica el estudio de arquitectura en su comunicado de prensa.
Como respuesta ese requerimiento, se diseñó todo el complejo como si fuese un gran volumen con forma de caja, de una sola planta, que albergase en su interior no sólo las dependencias de producción sino que además, las salas de exhibiciones y ventas. De acuerdo a lo que informa el estudio de arquitectura a cargo del proyecto, la idea es que las distintas áreas del complejo, sea la planta de producción o las oficinas, se ubican más altas o bajas en relación a la altura del complejo.
Esto, aseguran, es posible gracias a la mezcla de dos factores: la forma y la fachada del complejo. En este último elemento, destacan desde Khmalazade Architects, la idea fue fabricar una fachada de hormigón curva de doble geometría, “cuya apariencia cambie durante el curso del día, siguiendo el movimiento de la luz del sol y generando una interacción de luces y sombras en la misma fachada”.
Gracias a este diseño, dicen en Khmalazade Architects, “desde la autopista se puede apreciar una masa monolítica sin entradas visibles, adaptada a la pendiente del sitio donde se ubica el complejo. Esto lo hace un objeto de curiosidad para el visitante y como contraposición a eso, todos los espacios interiores están orientados y abiertos hacia un parque en la parte posterior del edificio, y al techo verde del complejo, que cuenta con dos terrazas abiertas”.
Esta fachada de hormigón fue ejecutada in situ posee una pared doble que contiene una capa aislante entre medio de los muros y además, está tratada para resistir el envejecimiento del material.
Espacios interiores continuos en un gran volumen de hormigón
Otro de los elementos prominentes de este proyecto ejecutado por el estudio Khmalazade Architects es que se trata de un edificio cuya estructura primaria es una losa de hormigón reticulado de 16 metros de largo, sin obstrucciones. Los espacios se dan, dicen los arquitectos, por escaleras y rampas de hormigón para diferenciar las salas de exhibición, ventas y los espacios para las máquinas de producción del grano de café.
Para generar los “pisos” en este complejo, se utilizaron losas de acero, las que se encuentran “colgadas” desde la losa que forma el techo de la planta, gracias a varas de acero dispuestas de manera aleatoria. Y los ambientes están separados por “muros de cristal”, lo que respeta el carácter continuo de la planta.
Finalmente, el techo verde de 3.680 metros cuadrados actúa como barrea térmica adicional a la aislación del techo. En este espacio, se plantó vegetación autóctona con pasto, para manejar de mejor forma el mantenimiento de esta área. Asimismo, el techo está abierto en tres grandes espacios, que determinan vestíbulos que reciben luz natural. Por último, el mismo techo posee varios tragaluces, los que ayudan a la iluminación de este complejo.