Galardonado con el primer lugar en la categoría “Hormigón Decorativo” de la reciente edición de los Premios de Excelencia del ACI, este complejo, que en su interior alberga 5 edificios, es un claro ejemplo de las posibilidades del hormigón tanto en el contexto de la arquitectura celular como también, de una construcción sustentable.
Con una superficie de 70 mil metros cuadrados, el Centro de Estudios e Investigaciones del Petróleo Rey Abdullah (KAPSARC, en sus siglas en inglés), es uno de los proyectos emblemáticos que lideró en vida la destacada arquitecta Zaha Hadid.
En efecto, este fue su primer proyecto en obtener la certificación LEED Platinum, que entrega el Green Council Building de Estados Unidos, lo que da cuenta de la importancia de este gran centro de estudios. Más aún, su particular diseño permite que convivan de manera orgánica cinco edificios, los que cuentan con su propia organización.
El campus está conformado por: el Centro de Conocimiento de Energía, el “Energy Computer Center”, un centro de conferencias con sala de exposiciones y un auditorio con capacidad para 300 personas, una biblioteca de investigación que posee un archivo de 100 mil volúmenes y la “Musalla”, un espacio de oración ubicado al interior de KAPSARC.
Además de este espacio, que funciona como punto de convergencia de las cinco instalaciones independientes que forman el KAPSARC, la fachada exterior, en conjunto con otros elementos, llevó a que esta obra fuese galardonada con el primer lugar en la categoría de “Hormigón Decorativo”, en la reciente edición de los premios que entrega el American Concrete Institute.
Una fachada extraordinaria y funcional
Dentro de los atributos de este Centro de Estudios se encuentra su fachada, diseñada por Zaha Hadid y su equipo para cumplir una función doble: la de proteger las instalaciones del clima extremo, al tiempo que generar un ambiente interno grato para las distintas actividades que se desarrollen en los cinco edificios que componen esta obra.
Para ello, el diseño contempló que los paneles externos fuesen porosos y estuviesen colocados en puntos estratégicos de cada edificio que forma al Centro de Estudios, de modo tal de generar una serie de jardines techados que aportan luz natural de manera controlada al interior.
Para lograr ese efecto, en el diseño se consideraron celdas prismáticas cristalinas, las que se dispusieron en altura y con dirección hacia el sur, este y oeste. De esta forma, se protegen los espacios interiores de la luz solar directa. De la misma forma, los jardines interiores están orientados al norte y al noroeste, permitiendo el ingreso de luz de manera indirecta.
Estas características permiten que el Centro de Estudios impulse la interacción permanente entre investigadores y visitantes. “Al colocar de forma estratégica las placas de piso, se creó un efecto espacial a modo de capas que cruza el centro de la instalación, brindando vistas de los pisos ya sea desde la planta baja como del punto más alto del complejo, ofreciendo transparencia entre los pisos, en las áreas públicas diseñadas como zonas colectivas para que los investigadores se conozcan de manera informal e intercambien ideas”, dice la presentación del KAPSARC.
Geometría optimizada para condiciones extremas
Si bien la fachada del Centro de Estudios destaca por sus características, la forma en que se abordó la geometría del complejo para optimizarla tanto al espacio donde estaría emplazado como al medio al que se vería enfrentado el proyecto.
En ese sentido, la arquitecta y sus colaboradores decantaron por un “sistema celular, parcialmente modular, que posibilite la integración de los distintos edificios en una sola instalación con espacios públicos interconectados”, explican en la presentación.
Para ello, se optó por estructuras hexagonales prismáticas dispuestas como una suerte de “panal”, lo que para el proyecto significó el uso de menos cantidad de material para crear una red de celdas dentro de un volumen dado. Este principio -tanto estructural como de organización- determinó que la composición del KAPSARC fuese un “amalgama de formas cristalinas que emergen desde el paisaje desértico, evolucionando para responder de mejor manera a los requerimientos del ambiente externo como interno”.
Asimismo, como el diseño obedece a esquemas modulares, la arquitecta y su equipo detallan en la presentación del complejo que “se generan estrategias para todo el plan tanto a nivel organizacional, espacial y estructural. Los seis lados de las celdas hexagonales además ofrecen grandes oportunidades para aumentar la conectividad si los comparamos con celdas rectangulares de sólo cuatro lados”.
Con todo, el KAPSARC es un ejemplo tanto de arquitectura celular y modular, como también, de construcción sustentable. Muy en línea con lo que se requirió desde un principio para este proyecto: un espacio que pudiese evolucionar al futuro sin comprometer la impronta visual del complejo.