A cargo de la oficina canadiense Omer Arbel, el proyecto “75.9” fue galardonado en la edición 2019 del Festival Mundial de Arquitectura por el uso de técnicas experimentales en el vertido de hormigón, las que se utilizaron para dar vida a piezas singulares que entregan la identidad a esa vivienda. Para conocer más sobre esta particular casa, lee el artículo a continuación.
La definición del proyecto “75.9”, llevado a cabo por la oficina de arquitectos Omer Arbel, corresponde a una vivienda de hormigón que se construye en una granja de heno cerca de la localidad de Surrey (Columbia Británica), un terreno ubicado en la costa noroeste de Canadá. La simpleza de la definición, no obstante, contrasta con la ejecución de una obra pensada para mostrar las cualidades paradojales del hormigón: su elasticidad y su dureza.
“La casa hace uso de una técnica de vertido de hormigón dentro de un moldaje tejido, desplegado dentro de unas estructuras tipo “costilla” mínimas construidas con terciado, produciendo muros y techos con formas columnares”, dice la oficina de arquitectos en el detalle del proyecto 75.9.
Iniciado en 2015, “75.9” se adjudicó el premio “Proyecto Futuro del Año – Categoría Casas” del Festival Mundial de Arquitectura de 2019. Uno de los argumentos dados por los jueces para entregar el galardón, fue “la combinación del proceso experimental con el moldaje tejido para hormigón, el cual se encuentra firmemente contenido dentro de este marco externo pero interna y espacialmente arreglado para provocar incidencia, oportunidad y sorpresa en la relación entre la edificación y su entorno. La columna principal hueca que crea el receptáculo para magnolios, los que se establecen a nivel del techo, fue sublime”.
Nuevos desarrollos con hormigón para formas radicales
El proyecto “75.9” se compone de una serie de 10 pilares de hormigón con forma final de nenúfar, los que alcanzan una altura promedio de diez metros, formando el cielo de esta particular vivienda. En su sección superior, estos “nenúfares” de hormigón se abren y dejan un espacio hueco, en el que se plantarán los mencionados magnolios.
“Todas estas ‘trompetas invertidas’ tienen un impacto y una altura distintos, y están compuestas de forma relacionada en un intento de dar forma al espacio doméstico de una manera cinematográfica, ya sea sobre, bajo o a través de estas”, explicó a la revista Wallpaper Omer Arbel, fundador de la oficina a cargo del proyecto.
Asimismo, en entrevista con el portal Dezeen, el arquitecto agregó que “desde una perspectiva poética, decidimos considerar estos árboles de hormigón –con magnolios reales plantados en su interior– como si fuesen restos arqueológicos que fueron hallados en su sitio”.
Para fabricar estos árboles, Omer Arbel y sus colaboradores se inspiraron, además de la arqueología, en técnicas experimentales que permitiesen colocar el hormigón de estas estructuras –fundamentales en la identidad del proyecto– y que aprovechasen al máximo las capacidades químicas, físicas y estructurales del material. “Estamos investigando las formas de trabajar con el hormigón que reconozcan su plasticidad”, comentó el arquitecto.
Fabricando “árboles” de hormigón
Para la creación de estos distintivos elementos, Omen Arbel comentó que se crearon las estructuras de terciado y estas se dispusieron de manera radial sobre una fundación. Luego, se estiraron las sábanas del moldaje textil entre las “costillas” de terciado. “Tradicionalmente, el hormigón es vertido en varias pasadas, permitiendo que cada una cure antes de ir a la siguiente. En nuestro caso, esto fue imposible debido al riesgo de que una pasada de hormigón se filtrara entre las extensiones de la colocación previa y el textil”, explicó el arquitecto a Wallpaper.
Por ello, todo se realizó en un vertido continuo del material. “Trabajamos con nuestros ingenieros estructurales en una fórmula de hormigón para que el material tuviese un curado tuviese la duración de un vertido especialmente lento y duradero, cosa que la tasa de curado se mantuviese por detrás de la tasa de vertido del hormigón. De esta forma, el elemento gana en integridad estructural en la “raíz” en progreso y así, puede soportar el hormigón subsecuente que ingrese al sistema”, detalló Arbel.
Respecto a estas particulares formas, el arquitecto aseguró que, al interactuar con el hormigón, “el tejido responde a la presión hidrostática y aumenta su tamaño para crear lo que nosotros consideramos son unas formas hermosas, que son estas ‘trompetas invertidas’ con un espacio en su parte más alta, que es donde pensamos trasplantar árboles ya crecidos”.
“75.9” y su estructura formal
Respecto a la forma de esta particular residencia, el arquitecto detalló que su construcción se realiza de forma tradicional, con muros fabricados con moldajes curvos que en su interior albergarán las habitaciones de esta vivienda y que además, se proyectarán como una extensión del paisaje dominante.
Asimismo, comentó que los tres “árboles de hormigón” más altos serán los que protegerán los espacios más grandes de la casa, incluyendo al comedor, un área de lectura y un gimnasio. Las estructuras de este tipo más bajas serán colocadas en habitaciones más pequeñas, como una sala para televisión, baños y dormitorios.
Con una paleta de colores externos compuesta de múltiples grises, Omer Arbel y sus colaboradores esperan generar un contraste drástico cuando florezcan los magnolios, los que entregarán una intensa coloración tanto a esta vivienda como al espacio donde se emplaza el proyecto.