Ubicado sobre la cima de una boscosa montaña, a 60 kilómetros del centro de la populosa ciudad de Chongqing, este proyecto del estudio de arquitectura Wilburban Architects se compone de cinco edificaciones de hormigón de color blanco, las que justamente utilizan esa tonalidad para fundirse con el entorno, formado un grandes pinos, abetos y cedros.
Ubicado en la región suroeste, en pleno corazón de China, se encuentra el municipio de Chongqing, uno de los cuatro que se encuentran bajo la jurisdicción del gobierno central del país asiático, siendo los otros municipios que están en ese estado administrativo Pekín, Shangái y Tianjin.
De los cuatro municipios bajo ese régimen administrativo, Chongqing es el que concentra la mayor cantidad de habitantes (cerca de 33 millones de personas) de toda China y su ciudad principal, también llamada Chongqing, alberga a cerca de 9 millones de los habitantes del municipio.
Otra característica interesante de esta región administrativa es que es la única que se encuentra cercana al mar, aunque si cuenta con salidas hacia la costa por su ubicación. En efecto, la ciudad Chongqing se encuentra en una península sobre el río Yangtsé, rodeada de altas montañas, lo que explica que sus principales actividades se centren en, por ejemplo, la minería y la agricultura, y también, en otros sectores, como el turismo.
Precisamente, el crecimiento en ese sector, debido a los paisajes de alta montaña que rodean a la ciudad, transformaron a Chongqing en un llamativo destino tanto para turistas nacionales como extranjeros, por lo que los hoteles buscan elementos distintivos que permitan atraer a más pasajeros. Así, el estudio de arquitectura Wilburban Architects tomó un interesante proyecto: un hotel en medio de una zona boscosa, que dialogue de manera fluida con su entorno. El resultado del trabajo del estudio es el hotel Xanadu Chongchongshan.
Un hotel que parece emerger de la montaña
El hotel Xanadu Chongchongshan se emplaza en la localidad de Banan, ubicada a unos 60 kilómetros del centro de Chongqing. En ese sentido, desde el estudio destacan que “la distancia entre la vida urbana y la naturaleza no es tan grande como se podría imaginar, sino todo lo contrario, se encuentra profundamente entrelazada con el lugar”.
El lugar donde se llevó a cabo el proyecto se encuentra “en la cima de una empinada montaña con una gran pendiente y sólo un sendero suave ya en la propia cima. Al caminar hacia el lugar, los visitantes se ven constantemente rodeados de árboles altos y esbeltos”, explicaron desde el estudio en la descripción del proyecto.
Por este motivo, el edificio principal del hotel se concibió como un espacio que conectara al interior del recinto con el exterior, rodeado de grandes árboles. “Los visitantes podrán ingresar a una suerte de cueva iluminada tenuemente, lo que los llevará a un alto salón comedor, el que está envuelto por los grandes árboles del lugar. Luego, al subir por una escalera externa suspendida, pueden alcanzar el mirado en el techo, a una altura superior a la de los árboles, obteniendo una vista panorámica de las montañas”, destacó el estudio.
El diseño del proyecto contempló una ruta alternativa al sector más alto del hotel: una torre espiral. “Desde ahí, los visitantes pueden cruzar por un puente aéreo y alcanzar el techo. Estos dos caminos se entrelazan para permitir el movimiento entre el edificio y el bosque, ofreciendo una experiencia inmersiva en varios niveles”, subrayaron los arquitectos.
Hormigón y muros blancos para ser parte del entorno
El hotel se compone de cuatro edificaciones blancas de hormigón, las que se dispusieron a lo largo del contorno de la cima de la montaña donde emplaza el espacio. Además, se construyeron seis “casas de árboles” ocultas entre los pinos que dan vida al bosque colindante. De esta manera, “el proyecto se asemeja a una antigua matriz que rodea a la plaza central, creando una relación espacial surrealista”, afirmaron desde el estudio.
En ese sentido, la forma esférica y cóncava de la elevación del frontis del edificio principal refleja a una plaza circular que se forma frente a la entrada al hotel, “transformando al edificio en el telón de fondo de ese lugar y creando un espacio tridimensional para las distintas actividades que se lleven a cabo en el hotel”, enfatizaron desde el estudio.
Dada que las formas arquitectónicas que se utilizaron para el proyecto -los grandes ventanales y las superficies lisas de los muros en blanco, que reflejan la sombra de los árboles- son más bien de una geometría simple, esto permitió que el proyecto completo se convirtiese en parte del entorno. Por el contrario, “el pabellón se ubica en el valle, oculto en el lado opuesto de la cima de la montaña. Esta edificación se esconde detrás de los cedros, apareciendo como una fugaz estructura blanca en medio del bosque, con su techo geométrico flotando entre los árboles”.
La arquitectura simple, pero bellamente integrada, del hotel Xanadu Chongchongshan, junto con el uso del color blanco para los edificios de hormigón que forman el conjunto, son los atributos más palpables de un proyecto que ofrece mucho más a medida que se observa detenidamente. “A través de la organización de las formas y orden espaciales, controlando la tensión y libre de emociones, el hotel trasciende a la materialidad y crea poesía. Nunca subestimamos a la naturaleza, permitiendo que el aire y la luz permeen al complejo”, afirmaron los arquitectos.