Un equipo de académicos y científicos de diversas instituciones, liderado por el profesor Pavan Akula de la Universidad Estatal de Oregon, Estados Unidos, buscará la generación de nuevas metodologías que permitan capturar CO2 en el hormigón impreso 3D, haciéndolo un material mucho más sustentable.
El hormigón impreso 3D y sus distintas aplicaciones en el mundo de la construcción, tanto para edificaciones (sean soluciones habitacionales o como infraestructura civil) como en otros ámbitos, evidencian no sólo los avances de esta tecnología, como el desarrollo de impresoras de mayor capacidad para fabricar elementos de dimensiones mayores. Su popularidad en algunos sectores hace que, por ejemplo, en los Emiratos Árabes Unidos exista un decreto que regule su uso, impulsando aún más su desarrollo.
Las ventajas que brinda el hormigón impreso 3D son conocidas. Por una parte, se reducen los residuos en obra a mínimos, además su eficiencia en términos de transporte y, especialmente, en velocidad de obra. En Estados Unidos, por ejemplo, tomó un total de 330 horas el construir una vivienda de 2 pisos con esta tecnología.
Si bien estos avances son significativos y atrayentes para implementar su uso, según Pavan Akula, profesor asistente de Ingeniería Civil del Departamento de Ingeniería de la Universidad Estatal de Oregon (OSU), aún persiste un problema: “gran parte del hormigón impreso 3D que se utiliza aún se produce con materiales tradicionales, los que poseen una importante huella de CO2”.
Esto podría cambiar gracias a una investigación que lidera el académico y que busca, justamente, desarrollar métodos de captura de carbono en el hormigón impreso 3D.
¿Por qué el hormigón impreso 3D?
El académico forma parte de un grupo conformado por investigadores de su casa de estudios, Sandia National Laboratories, el Instituto Indio de Ciencia y el Instituto Indio Roorkee de Tecnología, además de actores privados, los que desarrollarán esta innovadora metodología de captura de carbono que permita secuestrar el CO2 desde fuentes industriales para embeberlas en el hormigón impreso 3D y los elementos que se fabriquen con esta tecnología.
“La popularidad de esta tecnología va en aumento dentro de la industria de la construcción, especialmente porque se posiciona como una alternativa sustentable ya que disminuye tanto los residuos como los costos de transporte”, destacó Akula.
Por ello, la necesidad de nuevas metodologías que lo transformen en un material más ‘verde’. “Planeamos capturar el CO2 que se emite en los hornos al calentar la caliza para producir el Clinker. Asimismo, dentro de nuestras metas está el desarrollar aglomerantes sustentables, capaces de almacenar y mineralizar el CO2 capturado en componentes impresos”, explicó el profesor de la Universidad Estatal de Oregon.
Mejorando la cualidad “verde” del material
Si bien la investigación aún se encuentra en fase de desarrollo en el laboratorio, el equipo recibió un importante respaldo del Departamento de Energía de Estados Unidos, entidad que financiará por tres años este trabajo, aportando un fondo de financiamiento durante ese periodo.
“Nuestro proyecto -explicó Pavan Akula- va en la dirección de desarrollar tecnologías y materiales que pueda reducir de manera significativa la huella de carbono de los elementos que se utilizan para la fabricación del hormigón impreso 3D”. Esto, agregó, es de suma importancia porque se espera que la demanda por el hormigón aumente a medida que la urbanización continúe con su tendencia al alza a escala mundial.
“Disminuir la huella de carbono de los materiales para la construcción fabricados con cemento -como el hormigón impreso 3D- es imperativo si queremos alcanzar las metas de descarbonización y de cambio climático que se fijaron en los Acuerdos de París”, subrayó el profesor de la OSU.