El proyecto de investigación “Essential Homes”, liderado por la fundación del prestigioso arquitecto británico Norman Foster, propone la construcción de viviendas sólidas y asequibles para refugiados, en reemplazo de los campamentos de emergencia que levantan las organizaciones humanitarias. Para ello, se utilizará hormigón, pero no de cualquier tipo: vendrá en rollos y tendrá una baja huella de CO2.
En mayo de 2022, Naciones Unidas (ONU) daba a conocer una cifra alarmante: 100 millones de personas tuvieron que dejar sus hogares de manera forzosa, según los datos proporcionados por la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR. En 2023, la entidad elevó la cifra a 103 millones. Entre los motivos que provocan este número, se cuentan la guerra, catástrofes naturales y la hambruna. Más preocupante es que esta cifra continuará aumentando, según los expertos, por motivo de los efectos del cambio climático, además de nuevos conflictos bélicos.
Así, disponer de viviendas para albergar a este creciente número de personas se transforma en un hecho de suma urgencia, más aún, cuando los hogares para los millones de desplazados a nivel mundial consisten en tiendas de campaña que, en teoría, son temporales. La realidad es otra: si bien de acuerdo con estadísticas de Naciones Unidas, la vida en una tienda está pensada para habitarla durante 6 meses, las familias terminan viviendo en estas viviendas de emergencia un promedio de 17 años.
Estos alarmantes datos -al que se suma el hecho del incremento en el costo de los materiales de construcción- hicieron que la Fundación liderada por el reconocido arquitecto británico Norman Foster (ganador del Pritzker en 1999) se uniera a grandes actores del mundo privado para desarrollar un proyecto de investigación, el que se denominó “Essential Homes”.
En éste, el foco estuvo en generar viviendas esenciales, de material sólido, que fuesen asequibles para todos. Y ahí, una particular solución con hormigón generó una vivienda no sólo económicamente viable, sino también, duradera, sostenible y energéticamente eficiente.
Diseñando un nuevo prototipo de casa de hormigón
La nueva vivienda para refugiados y desplazados que propone la Fundación Norman Foster posee una forma tubular cuya estructura se forma gracias a rollos de hormigón (los que mencionamos AQUÍ), cuya particularidad es que generan un 30% menos de emisión de CO2 en comparación al hormigón tradicional. Dado al formato en que está el hormigón, la instalación es sencilla y limpia: sólo se necesita agua para asentar el material y en 3 o 4 días, la estructura está lista para ser habitada.
Las capas corrugadas añaden estabilidad y crean el espacio para instalar el aislante térmico que, en este caso, es una espuma. También se agrega otra capa de aislación bajo este “caparazón” de hormigón, mientras que el mobiliario interior (cocinas, baños, comedores y dormitorios) viene en paquetes de madera plegados, los que se instalan fácilmente una vez terminada la estructura.
Las fundaciones de esta vivienda se construyeron utilizando materiales de demoliciones y estas se pueden conectar gracias a caminos de hormigón permeable, también de baja emisión de carbono, que además cuenta con áridos que absorben la luz solar y brillan en la oscuridad, disminuyendo así el consumo de energía eléctrica y la contaminación lumínica.
El primer prototipo a escala real de este tipo de vivienda se presentó durante la inauguración de la 18ª Bienal de Arquitectura de Venecia, que se realizó el pasado 20 de mayo de 2023.
De “campamentos” a “villas” de casas sólidas y eficientes
Una de las principales justificaciones del proyecto de investigación es que “se diseñen casas y no refugios temporales”, debido al tiempo promedio que las familias habitan estas tiendas de campaña de emergencia. Asimismo, desde la Fundación Norman Foster explican que también “deben crearse comunidades en vez de campamentos. Por ello, es imperativo que los diseñadores e ingenieros dirijan sus esfuerzos y habilidades para brindar las mejores y más eficientes estructuras habitables permanentes”.
El interior de esta vivienda prototipo mide alrededor de 27 metros cuadrados, de los cuales, 18 corresponden al espacio habitable, el que podría albergar a una familia de 4 integrantes. Ya que el diseño interior es modular, puede reconfigurarse para servir a otros propósitos, los que van desde una oficina a una bodega.
Si bien el prototipo aún se encuentra en estudio, tanto la Fundación Norman Foster como los socios estratégicos del proyecto están convencidos de la viabilidad que tendrá el proyecto, el que tuvo amplia cobertura en la inauguración del evento que se lleva a cabo en Venecia. “Nunca imaginamos que podríamos mover los límites y terminar con varias personas viendo el prototipo y comentando, ‘me encanta una de esas’”, dijo el ganador del Pritzker 1999 al portal Wallpaper.