Una nuevo cuerpo normativo -la norma chilena NCh 3731- busca promover la implementación de estos elementos prefabricados de hormigón, transformándolos en una solución constructiva más competitiva y con reglas claras que vienen a corregir especificaciones confusas y sobre diseños innecesarios.
Durante décadas, los adoquines de hormigón en Chile navegaron en un limbo normativo. Sin una norma chilena que estableciera criterios claros, fabricantes y especificadores debían recurrir a documentos de referencia dispersos, manuales técnicos que, con el tiempo, acumularon errores, omisiones y exigencias desproporcionadas. El resultado: un producto noble y versátil que perdió competitividad frente a otras alternativas de pavimentación, encarecido por requisitos técnicos que no siempre correspondían a las condiciones reales de uso.
Ahora, con la publicación de la norma NCh 3731 por parte del Instituto Nacional de Normalización (INN), Chile da un paso decisivo para revertir esa situación. La nueva normativa, dividida en dos partes -requisitos y ensayos-, representa un cambio de paradigma: en lugar de imponer especificaciones rígidas y uniformes, la norma se enfoca en el desempeño real del adoquín según las condiciones específicas de cada proyecto.
“Lo más relevante de la norma chilena es que contempla cinco clases según la resistencia a compresión de los adoquines”, explicó Cristian de la Cuadra, jefe de Control de Calidad de Prefabricados de Hormigón Grau. “Antiguamente, a nivel nacional, sólo se especificaban dos clases según su resistencia a compresión, de 35 MPa y 45 MPa, respectivamente. Hoy, la norma NCh 3731 establece 5 clases (Desde 30 MPa a 55 MPa), lo que permite mayor flexibilidad para el especificador y optimización de recursos que contribuyen a prácticas más sostenibles”.
El Problema del Sobrediseño
Antes de la NCh 3731, el panorama normativo chileno para adoquines de hormigón era fragmentario. En efecto, a nivel nacional, existían referencias como el manual del Instituto del Cemento y del Hormigón de Chile (ICH) y especificaciones técnicas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) que, en la práctica, en muchos casos se consideraban como requisitos que se debían cumplir, sin considerar las condiciones reales de exposición del pavimento.
A lo anterior, y con el tiempo, en algunos proyectos se comenzaron a especificar requisitos de resistencia mecánica a compresión de 55 MPa, que corresponde a una exigencia establecida en la norma ASTM C936 que permite asegurar, además del comportamiento mecánico, la durabilidad bajo ciertas condiciones de exposición -ciclos de hielo-deshielo frecuentes y/o ambientes marinos agresivos-, condiciones que claramente a nivel nacional no siempre están expuestos los pavimentos de Adoquines.
Otra inconsistencia respecto a dicho requisito dice relación con el método de ensayo para adoquines de hormigón. A nivel nacional, el ensayo se realiza bajo un método distinto a lo que se establece en la norma ASTM C936. Por este motivo, para cumplir el requisito de 55 MPa, se debían utilizar dosis más altas de cemento, “con todo lo que ello implica”, subrayó el experto.
El resultado de esto fue un sobrediseño sistemático que encarecía innecesariamente los proyectos. “Especificadores que copiaban lo señalado en los documentos de referencia, con múltiples ensayos de laboratorio que elevaban los costos, puntualizó el jefe de Control de Calidad de Prefabricados de Hormigón Grau.
Un Enfoque Basado en el Desempeño
La nueva norma NCh 3731 rompe con dicha lógica, ya que establece cinco clases según su resistencia a compresión (Clase 1 de 55 MPa, Clase 2 de 50 MPa, Clase 3 de 45 MPa, Clase 4 de 35 MPa y Clase 5 de 30 MPa) y deja en manos del especificador la decisión de cuál utilizar según las condiciones específicas del proyecto: tipo de tránsito, condiciones ambientales, ubicación geográfica y vida útil esperada.
“Cabe destacar -puntualizó Cristian De La Cuadra- que el comité que elaboró la norma Chilena, acordó no recomendar usos según la clase de resistencia mecánica de los adoquines”. El experto, no obstante, sugiere que sería positivo “incorporar una guía en una nueva versión de Manual de Adoquines del ICH”.
Esta filosofía de diseño por desempeño permite optimizar recursos. El profesional de Prefabricados de Hormigón Grau explica que, por ejemplo, un adoquín de 30 MPa puede ser perfectamente adecuado en una vivienda, mientras que una plaza con alto tránsito peatonal podría requerir el de 35 MPa. Las clases superiores, de 50 MPa y 55 MPa, se reservan generalmente para aplicaciones con tránsito vehicular intenso o condiciones más ambientales severas.

La norma también incorpora un factor de corrección por espesor, que reconoce una realidad física del hormigón: a mayor espesor de la pieza, menor es la resistencia medida en el ensayo de compresión. “Adoquines que cumplen requisitos para ciertas condiciones de exposición, pero que por condiciones de diseño requieren espesores mayores, presentarán menor resistencia en el ensayo de compresión aún cuando sean confeccionados con el mismo tipo de hormigón”, explicó De la Cuadra.
“Este factor -agregó- lo que hace es corregir la resistencia de la probeta ensayada para que cumpla con el mismo desempeño y, en ese sentido, se logra un ahorro de los costos de fabricación, porque de lo contrario sería necesario mejorar el diseño de la dosificación para cumplir con el requisito de resistencia mecánica cuando en realidad no se requiere”.
En ese sentido, el experto destaca que esta clase de ajustes técnicos, los que también se aplican en otros cuerpos normativos a nivel internacional, permite la fabricación de adoquines más eficientes sin comprometer su desempeño en servicio.
Requisitos Específicos para Condiciones Específicas
Otro de los aspectos innovadores de la NCh 3731, es que establece requisitos adicionales sólo cuando las condiciones del proyecto lo justifican. El ensayo de resistencia al ciclo hielo-deshielo, por ejemplo, no se exige para todos los casos, sino únicamente “cuando las condiciones de instalación justifiquen determinar esta exigencia”, puntualizó Cristian De La Cuadra.
“Me ha correspondido revisar -comentó el profesional- algunas especificaciones en donde se establecen requisitos al ciclo de hielo-deshielo para zonas que no estarán expuestas a dicha condiciones, y todo eso con todas las consideraciones que aquello tiene: uso de aditivos y mayor contenido de cemento, lo que se traduce en mayores costos de ensayos”.

La norma también incorpora, por primera vez en Chile, un ensayo de resistencia al desgaste, pero sólo para las clases más altas (55 MPa y 50 MPa) que son las utilizadas típicamente en aplicaciones con tránsito vehicular: calles, puertos, estaciones de servicio, etc. “Para clases menores no se establece”, precisó De la Cuadra.
Del mismo modo, el requisito de absorción de agua -relevante para la durabilidad en climas costeros- se especifica únicamente para las clases superiores 55 MPa y 50 MPa. Esta flexibilidad permite que el especificador pueda adaptar los requisitos a cada situación. Si un proyecto requiere adoquines con mejor comportamiento para las condiciones de exposición del pavimento, el diseñador podrá especificar una clase superior, aunque el tránsito sea sólo peatonal, asegurando así un mejor desempeño a largo plazo.
Simplificación de Ensayos
La NCh 3731 también aborda un problema práctico que podría afectar principalmente a fabricantes y clientes: la complejidad y el costo de los ensayos.
La norma Chilena mantiene el ensayo de compresión tradicional realizado en Chile -con tablillas de madera y probeta sumergida en agua- de tal manera de no perder la estadística acumulada durante décadas, pero introduce opciones más simples para otros parámetros.
En el caso del ensayo de desgaste, la norma establece dos métodos: el ensayo con el método Böhmeel ensayo de Disco Ancho como alternativo. El primero, utilizado tradicionalmente en algunos laboratorios oficiales en Chile, entrega resultados muy precisos, pero requiere extraer probetas cuadradas de los adoquines mediante corte, equipos especializados y mayor tiempo de ejecución.
El ensayo de disco ancho, en cambio, es mucho más simple: se coloca el adoquín completo en la máquina, se aplica un material abrasivo que deja una huella que se mide con un pie de metro. “Es muy rápido”, destacó De la Cuadra, “pero también requiere mayor precisión en el ensayo, es más sensible”. Para validar ambos métodos, se realizaron ensayos comparativos en el IDIEM que permitieron establecer valores equivalentes.
“Esto hace más simple y de menor costo el ensayo para el autocontrol de los fabricantes”, explicó De la Cuadra. “Un fabricante puede tener la opción de usar una máquina de ensayo de Disco Ancho para su autocontrol, teniendo la opción de verificar sus resultados con el ensayo Böhme en los laboratorios oficiales cuando sea necesario”.
Esta flexibilidad, comenta el experto, facilita el control de calidad de los adoquines, ya que se reducen costos de inversión en equipos y personal especializado.
Tolerancias Dimensionales
La norma también establece requisitos dimensionales claros: tolerancias para ancho, largo y espesor, así como un nuevo parámetro la diferencia de espesor en un mismo adoquín.
“En algunos procesos de fabricación se producen desviaciones debido a lo cual se obtienen piezas con diferencias de espesor en entre sus extremos”, comentó De la Cuadra. “La nueva norma NCh 3731 incorpora esos parámetros, lo que permite aceptar lotes que tengan dicha desviación, en la medida que cumplan con el límite establecido”.

Este tipo de precisiones técnicas, aparentemente menores, tienen un impacto significativo en la práctica. “Antes de la norma -explicó el jefe de Control de Calidad de Grau- un cliente podía rechazar un lote por diferencias dimensionales que, aunque no afectaban el desempeño del pavimento, no estaban contempladas en ningún documento técnico. Ahora existe un criterio claro y consensuado”.
Certificación
La norma Chilena también reconoce la Certificación de Conformidad de los Adoquines, bajo un proceso de evaluación permanente en planta, tal como se establece en otras normas chilenas de elementos prefabricados, dejando el control con muestreo por lote en la obra, sólo para productos que no cuenten con dicha evaluación.
La evaluación de conformidad en planta verifica y certifica que el fabricante mantiene un sistema de control de producción y aseguramiento de la calidad conforme a los requisitos establecidos, a diferencia de la evaluación por lotes, que sólo asegura que ese lote específico del cual se extrae la muestra cumple o no con los requisitos.
Cabe destacar que, al realizar el control en la obra, en muchos casos las muestras no se extraen en forma aleatoria, comprometiendo la validez y objetividad de la evaluación.
Impacto en la Industria y la Sustentabilidad
Más allá de los aspectos técnicos, la NCh 3731 tiene implicaciones ambientales y económicas significativas. Al eliminar el sobrediseño sistemático, la norma permite reducir el consumo de cemento, el componente más costoso en el proceso de fabricación del adoquín y el que aporta con mayor huella de carbono en el hormigón.
“Optimizar los recursos es fundamental”, enfatizó De la Cuadra. “Cuando se sobrediseña un elemento que es básico, se pierde el sentido del elemento en sí y además, se genera un impacto negativo en lo que a emisiones de CO2 se refiere. Por ejemplo, un adoquín clase Clase 5 (30 MPa) para una vivienda se puede confeccionar con una dosis de cemento costo considerablemente menor en comparación con un adoquín de Clase 1 (55 MPa) , con el consiguiente ahorro económico y beneficio ambiental”.

La norma también busca recuperar la competitividad de los adoquines de hormigón frente a otras soluciones de pavimentación. “Uno de los objetivos es ese”, puntualizó el experto de Prefabricados de Hormigones Grau. “También, lo que tiene que ver con las emisiones de CO2 y la sustentabilidad. Que sea competitivo en materia ambiental frente a otras soluciones que existen en el mercado o que puedan aparecer posteriormente”.
“Los adoquines también pueden ser diseñados para ofrecer otras ventajas específicas como por ejemplo la permeabilidad”, destacó Cristian De La Cuadra. Esto, porque permiten el paso de agua hacia el suelo, reduciendo la escorrentía superficial. También, son reparables pieza por pieza sin necesidad de demoler grandes superficies; y tienen una vida útil prolongada con mantenimiento mínimo.
“Pero estas ventajas -puntualizó el profesional- sólo se traducen en proyectos concretos si el producto es competitivo”.
Ordenar la Casa
Para De la Cuadra, el principal logro de la NCh 3731 es que brinda certezas tanto a los productores de adoquines, como a quienes especifican este tipo de elementos a la hora de diseñar un proyecto que contemple el uso de adoquines de hormigón para un pavimento.
En ese sentido, la norma establece un lenguaje común para todos los actores: fabricantes, especificadores, constructores, laboratorios y mandantes. “Finalmente, que todos los actores hablemos el mismo idioma”, resumió De la Cuadra.
El comité técnico que elaboró la norma incluyó a representantes de fabricantes, laboratorios, universidades y organismos públicos, cada uno con sus propias perspectivas y necesidades. El resultado es un documento consensuado que equilibra rigor técnico, viabilidad económica y flexibilidad de aplicación.
Perspectivas Futuras
La publicación de la NCh 3731 marca un hito, pero su impacto real dependerá de varios factores. La oficialización por parte del MINVU, en ese sentido, resulta crucial para que la norma se aplique sistemáticamente en proyectos públicos. La difusión entre especificadores y diseñadores es igualmente importante para que reemplace gradualmente las especificaciones obsoletas que aún circulan.
También, será necesario capacitar a laboratorios en los nuevos métodos de ensayo, y actualizar los sistemas de control de calidad de los fabricantes para adaptarse al control de los requisitos establecidos en la norma Chilena.
Pero quizás el cambio más profundo sea cultural: pasar de una mentalidad de “especificar un enfoque racional basado en el desempeño real requerido. La idea es que el especificador revise la norma Chilena y determine lo que va a especificar según las condiciones específicas del proyecto”, explicó De la Cuadra.
En un contexto global donde la construcción sustentable y la eficiencia de recursos son cada vez más prioritarias, la NCh3731 representa un modelo de cómo las normas técnicas pueden impulsar la innovación no solo a través de nuevas tecnologías, sino también mediante la racionalización de prácticas existentes. Un adoquín bien diseñado para sus condiciones reales de uso es, al final, más sustentable, competitivo y eficiente que uno sobrediseñado por inercia normativa.
Chile, con esta norma, apuesta por pavimentos más inteligentes. Ahora falta que el mercado la adopte.





