Si bien la industria cementera chilena tiene un alto nivel de coprocesamiento de residuos para utilizarlos como combustibles alternativos respecto del resto de los países de la región, aún está muy por debajo de naciones como Austria o Alemania, líderes en este campo.
Importantes compromisos para reducir la emisión de CO2 de aquí al año 2030 y definir su rol frente a la adaptación y mitigación a los efectos del cambio climático, suscribió la industria del cemento en la Hoja Ruta FICEM (Federación Interamericana del Cemento), un documento que se está desarrollando en varios países de la región con más de 20 compañías productoras de cemento, seis institutos de cemento y cuatro gobiernos.
Ricardo Pareja Soto, líder para Latinoamérica y el Caribe Roadmap FICEM, señala que la Hoja Ruta FICEM es la respuesta de la industria del cemento en Latinoamérica y el Caribe a los desafíos planteados en el Acuerdo de París, en específico en lo relacionado a la agenda de reducción de CO2, respecto a la cual esta industria ya contaba con una Roadmap desde 2009, y en la que se considera un 24% de reducción en las emisiones totales al año 2050.
Considerando que a nivel global el cemento es el bien más consumido después del agua y que se proyecta además un crecimiento de su consumo de más del 10% al 2050, el objetivo de esta iniciativa es facilitar y acelerar el proceso de implementación de hojas de rutas nacionales que consideren las distintas realidades de la región, destacándose, entre ellas, las proyecciones de crecimiento, los tipos de eventos climáticos y vulnerabilidad, la disponibilidad de recursos y los marcos normativos, entre otros. En este contexto, precisa que las principales metas a nivel FICEM son establecer las líneas bases de emisión mediante un sistema de medición, reporte y verificación confiable y transparente, y proyectar además los potenciales de reducción de CO2 considerando las mejores tecnologías disponibles a nivel mundial en los ejes de coprocesamiento, contenido de clínker en el cemento y eficiencia energética, como también apoyar códigos de construcción para la necesidades de adaptación de los países de la región al cambio climático y ser parte de las negociaciones climáticas.
Situación en Chile
Pareja destaca que la industria del cemento de Chile cuenta con su propia Hoja de Ruta hacia una economía baja en carbono, elaborada en conjunto con el Instituto del Cemento y el Hormigón de Chile (ICH), que fue publicada en abril de este año y que logró determinar el bajo nivel de intensidad de emisión en la producción nacional de cemento (581 kg CO2/toneladas cemento), solo superada por países como Austria y Alemania.
En estos países la estrategia de reemplazar combustibles fósiles por energía derivada de residuos (coprocesamiento) ha sido fundamental en la reducción de CO2. Por ejemplo, Austria ya reemplaza más del 70% del combustible fósil tradicional (carbón o petcoke) por energía proveniente de residuos, dando además una solución sostenible a proyectos que regulan el manejo de residuos’. Y es que, agrega, el coprocesamiento, a pesar de llevar más de dos décadas siendo una solución para los residuos en Chile, solo alcanza una tasa del 12% de reemplazo energético (línea base de la Hoja de Ruta de Chile), muy por debajo del promedio alcanzado por Europa que supera el 40%.
En concreto, Chile suscribe en su Hoja de Ruta el compromiso de alcanzar los 520 kg CO2/toneladas cemento para el año 2030, manteniendo así el actual liderazgo en reducir la intensidad de emisión para la producción de cemento. ‘Para ello requiere alcanzar tasas de coprocesamiento del 30% y desarrollar innovación e investigación, que asegure el cumplimiento de estas metas’. Por último, enfatiza que alcanzar un 30% de coprocesamiento viabiliza el cumplimiento de las metas de la Ley REP chilena, por ejemplo, para residuos provenientes de neumáticos, envases y aceites, entre otros. ‘Además, producir un cemento bajo en carbono, no solo asegura contar con un material amigable con el medio ambiente, sino también tener el material de construcción líder para el desarrollo y adaptación de nuestro país al cambio climático’.
Países líderes
FICEM el año 2017 realizó un estudio para determinar la normativa que fomenta la solución del coprocesamiento, el cual arrojó como resultado que países como Polonia, Alemania o Inglaterra, habían potenciado el coprocesamiento, desincentivando el uso de vertederos, o aplicándoles impuestos a los residuos enviados a esta disposición.
Por otra parte, se establecieron metas de valorización energética de residuos, provenientes de neumáticos, envases,aceites, biomasa y otras familias de residuos’, indica Pareja. Comenta que en estos países se ha reconocido al coprocesamiento en hornos de cemento como una solución viable a la problemática de la gestión de residuos.
En esta misma línea se identifican las directrices ONU en el marco del Convenio de Basilea para el coprocesamiento de residuos peligrosos, las cuales validan la solución y seguridad que entregan los hornos de cemento para la eliminación final de residuos, incluso los peligrosos. ‘Es paradojal que estas guías publicadas el año 2011 fueron elaboradas por el gobierno de Chile en conjunto con la industria nacional, siendo la referencia mundial para esta actividad, y aun así en nuestro país las tasas de coprocesamiento se han mantenido por debajo de su capacidad y de la media mundial’.