Gimnasio Colegio Saint George

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El diseño, fabricación, transporte y montaje de vigas fueron los principales retos para la cubierta del nuevo Gimnasio, sobre la cual se ubicaría una plaza de juegos para los niños.

En la evolución de la industria de la construcción hacia la industrialización y sistematización de sus procesos, los prefabricados de hormigón han adquirido un papel protagónico, expandiéndose su uso fuertemente en nuestro país, consolidándose la prefabricación como técnica constructiva en áreas como las obras civiles, infraestructura e industriales.

Dentro de este contexto, presentamos el trabajo realizado por Preansa para la cubierta del nuevo Gimnasio del Colegio Saint George –ubicado en Santiago-, obra desarrollada por el arquitecto Gonzalo Mardones, consistente en un gimnasio semi enterrado con 2 pisos inferiores y 2 pisos de altura, con una superficie total de 7.125,34 m2.

Ernesto Villalobos, actual socio y gerente en Hormibal Pretensados y ex gerente general de Preansa, realizó la presentación de esta obra en el marco del “Seminario de Prefabricados de Hormigón en Obras Civiles e Infraestructura. Obras Recientes”, organizado por ICH, donde empresas nacionales dieron a conocer sus proyectos más emblemáticos, mostrando los últimos avances y las diversas ventajas que ofrece esta técnica constructiva.

El objetivo de esta iniciativa buscó, precisamente, presentar al resto de la industria los beneficios en productividad que se obtienen al incorporar prefabricados de hormigón.

Los primeros antecedentes

En esa oportunidad, Ernesto Villalobos comentó sobre el gran desafío constructivo que significó este encargo para Preansa y cómo lo resolvieron a través de tecnología de avanzada.

“Hace un par de años se puso en contacto conmigo Manuel Saavedra, socio de Ruiz y Saavedra Ingenieros. Me comentó que estaba desarrollando un gran proyecto, de mucha dificultad técnica y que sabía que Preansa tenía tecnología para solucionar el desafío, por lo que nos reunimos en nuestra fábrica de Tiltil para ver el proyecto. Se trataba del diseño, fabricación, transporte y montaje de vigas de 50 [mt] de luz libre para la cubierta del nuevo Gimnasio del Colegio Saint George, sobre la cual se ubicaría una plaza de juegos para los niños.

Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.

Efectivamente, en Chile Preansa ya había transportado vigas BN del tipo I de 53 [mt] de luz para el puente Nueva Tajamar en Vitacura, por lo que teníamos avanzada la solución. Pero el tema no era tan “sencillo”. El arquitecto del proyecto, Gonzalo Mardones, estaba buscando una estética superior para la cubierta de un recinto de esa magnitud.

Fue en el despacho del arquitecto donde se analizaron las alternativas técnicas existentes en Chile y Europa, llegando a la solución de utilizar vigas tipo BU de sección artesa, solución ampliamente utilizada por nuestra casa matriz Preansa de España en el desarrollo de puentes de alto estándar. Con la viga BU se disminuyó el número de vigas a la mitad y se pudo lograr un intereje entre ellas de 7 [mt]. La solución se convirtió en el desafío de incorporar esta tecnología en Chile, es decir en nuestra ingeniería, fábrica y equipos de trabajo.

Se realizó la presentación a la dirección de Colegio, a cargo de don Pedro Pablo Miranda y a la ITO, Juan Eduardo Mujica. Ellos conocían perfectamente el estado de arte nacional en tecnologías de construcción, por lo que entendieron inmediatamente el desafío y avalados por nuestra gran experiencia como grupo, depositaron su confianza en nosotros”.

Ajustando procesos y diseños

“Nuestro prediseño arrojó una viga de 3,60 [mt] de ancho, 2,60 [mt] de canto, 50 [mt] de luz y peso 200 [ton]. Por las restricciones de transporte, limitaciones de la infraestructura existente en las carreteras y ciudad, equipos de transporte, grúas y condiciones de seguridad, se decidió dividir la pieza en tres tramos, limitando el peso máximo de cualquier elemento bajo 90 ton.”, dijo Villalobos.

Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.

Agregó que “a partir de esa definición conceptual, comenzó la ingeniería de detalle del elemento en un trabajo conjunto entre nuestra oficina técnica en Chile y los ingenieros de nuestra casa matriz en España. El hormigón especificado es un H60, con armadura pasiva A63-42H y cables de postensado multitorón de 0,6”.

En paralelo, comenzó el trabajo local de incorporar este elemento dentro del proceso constructivo completo de la obra. El edificio del gimnasio es en parte subterráneo, por lo que se debió coordinar en conjunto con la constructora Proyekta, adjudicataria de la construcción del gimnasio, la secuencia de construcción de ménsulas para el apoyo de las vigas, montaje de las vigas y terminación de obras civiles posteriores.

La instalación de las vigas se debía hacer en una plataforma estable que garantice el buen apoyo de las torretas provisorias de montaje de los tres tramos de vigas. Esta misma plataforma debía ser apta para la correcta entrada de los camiones con los elementos y posicionamiento de las grúas de gran tamaño y capacidad y, a la par, permitir a la constructora avanzar en los perímetros seguros.

Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.

Fue una tarea compleja lograr la solución del puzzle, pero paso a paso, tal cual se suben las más altas montañas del planeta, se materializó el desafío. Hoy quedamos con una tecnología en vigas puentes en Chile que nos permite incorporar vigas puentes de alto estándar técnico y estético”.

Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.
Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.
Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.
Crédito: Gentileza Preansa, Manuel Saavedra y Gonzalo Mardones V. Arquitectos.

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