Especificación Técnica ET 002-05 Altura de Vaciado del Hormigón

Compártenos en Redes Sociales:

Facebook
Twitter
LinkedIn

Contenido Relacionado con la noticia

En la recientemente oficializada norma NCh170 Of.2016, se introdujeron referencias de 2 de las 9 Especificaciones Técnicas del ICH, que fueron desarrolladas para establecer condiciones de comportamiento en temáticas que no son generalmente especificadas, y que son motivo recurrente de discrepancias en obra. Una de ellas es la referida a la “Altura de Vaciado del Hormigón en Elementos Verticales”, denominada ET 002-05, que fue preparada por el Comité de Colocación del Hormigón del Instituto del Cemento y del Hormigón de Chile (ICH) en el año 2005. A pesar de su fecha, el documento sigue plenamente vigente porque su concepto es el de establecer parámetros de comportamiento y metodologías de recepción de estos parámetros que son aplicables a cualquier nueva tecnología que se utilice.

El objetivo de este documento es proporcionar una herramienta de recepción por comportamiento, para establecer una “Altura de Vaciado Aceptable” para la obra, que disminuya la posibilidad de originar nidos en la base del elemento, los que deben ser una cantidad inferior a un valor de segregación máximo establecido para la operación de colocación desde cierta altura. Este concepto se entiende como aquella distancia de caída libre que debe recorrer el hormigón sin manga ni tubo, la que dependerá principalmente de la calidad, tipo y características del hormigón seleccionado, pero también de las tecnologías de construcción que se utilicen en la operación, y que podrá ser establecida de manera objetiva en base a un resultado medible.

De acuerdo al documento, la especificación se aplica a cualquier elemento vertical de hormigón armado in situ, principalmente a muros y pilares, siendo estos elementos los más probables que manifiesten nidos en sus bases a consecuencia de una altura de vaciado excesiva, pero sin excluir otros elementos verticales.

Escenario in situ

La calidad de la obra gruesa en estructuras de hormigón armado está influenciada, entre otros elementos, por las características del hormigón, por los métodos de transporte, colocación y compactación que se empleen, condiciones y particularidades de los moldajes, restricciones geométricas, densidad de enfierradura e insertos, entre otros ítems, donde un factor importante es la altura de vaciado.

Actualmente se considera de manera general, que la altura máxima permitida de vaciado del hormigón es de 2 m, valor que estaba indicado en la antigua norma NCh170 del año 1985. Sin embargo, el avance tecnológico y el mejoramiento de los procesos constructivos permiten superar ampliamente esta altura, hace mucho tiempo, sin los efectos negativos de la segregación.

Cristian Masana, Gerente Técnico-Comercial del área Industria del Hormigón de MC-Bautek, ex coordinador de la Comisión de Especificaciones Técnicas por Comportamiento la cual generó el proyecto que dio origen a estos documentos, y quién también participó en el grupo de trabajo de la nueva norma NCh170 Of.2016, comenta que “la norma del año 85 fijaba alturas de vaciado que en la práctica no eran reales, no se usaban. Prácticamente, hace mucho tiempo y en diversos proyectos que no se vacía desde dos metros, ya que la tecnología del hormigón a la fecha, ha cambiado mucho. Hoy existen aditivos para que el hormigón sea más estable y que no se segregue, y alturas de vaciado tan acotadas para estructuras de mucha altura genera problemas de rendimiento y costos, que las constructoras no pueden asumir. Si se genera el proceso con equipos y tecnología que aporta el know-how de la empresa, y se cuenta con un parámetro objetivo y medible de resultado de la operación, se puede flexibilizar la altura de colocación haciendo el trabajo mucho más eficiente, seguro, rápido y con un mejor resultado”.

Por lo tanto, la especificación del ICH define, más que las alturas de vaciado, los resultados que se deben obtener.

“En la especificación técnica se indica que se debe cumplir con un cierto comportamiento de “rebote” de piedras en el punto más alto de vaciado sobre hormigón endurecido, lo que es verificado por medio de los defectos que se produzcan en la superficie, y mientras los resultados obtenidos cumplan los máximos de porcentaje según la metodología de medición definida, la altura de vaciado será la adecuada”, sentencia Masana.

¿Cuál fue el propósito de este cambio?, “Para que las empresas pudiesen innovar. En la actualidad existen productos y equipos que permiten comportamientos del hormigón sin que los afecte la altura de vaciado, cualquiera que ella sea, y eso es lo que se busca, poder utilizar tecnologías”, detalla el experto de MC-Bautek.

Altura de vaciado

En la actualidad se colocan hormigones desde incluso 40 metros de altura en obras con cierto nivel de complejidad, y en general los resultados son buenos, sin problemas de segregación o casi nulos. “Con la norma del año 85 se generaba el problema que se entrampaba y hacía lento el procedimiento de construcción si se seguía al pié de la letra esa recomendación. Por estas condiciones desfavorables en obra se abrió esta puerta para que la empresa que construye haga la definición respecto de qué es lo más conveniente y pueda liberar este requisito”, comenta Masana.

Problemas típicos en obra que se generan por esta causa son los de segregación del hormigón, nidos, o ciertos defectos del material que pueden afectar estructuralmente, perjudicar la durabilidad o simplemente condicionar su estética. “Actualmente con las múltiples opciones de aditivos y tecnologías para el hormigón, la elección del material idóneo para la aplicación, pasa más allá de tener que ser sacada de una recomendación, sino que se debe seleccionar adecuadamente y con conocimiento para la realidad de la obra”, indica Masana.

Fallas en lo anterior, en la práctica, impactan fuertemente los rendimientos de la construcción por la posibilidad de rehacer trabajo por reparaciones o demoliciones indeseadas. Por ejemplo, y según lo ejemplifica Cristian Masana, “si se selecciona un hormigón fluido con una característica bombeable que presente una buena cohesión, no se debiera considerar que este material deba vaciarse a dos metros, ya que se pueden usar alturas mucho mayores con poco riesgo de segregación, aumentando la productividad. Por el contrario, en el caso de usar hormigones poco fluidos, que también se consideran actualmente para colocación en altura, incluso con alturas de vaciado de 2,0 m, los problemas pueden ser recurrentes, y el costo de arreglar las dificultades derivadas de esta mala decisión, justifican plenamente el uso de mejores hormigones. Por supuesto que estos hormigones secos no se pueden arreglar en la obra ‘echándole agua’, para que fluyan mejor, porque se afecta la resistencia del hormigón, al cambiar la razón agua cemento”. El objetivo es mejorar la calidad de la construcción actual, y ese es el objetivo de los documentos que fueron desarrollados”, complementa Cristian Masana.

En el caso del defecto atribuible a la altura de vaciado, asociado al uso de un hormigón inadecuado o procesos constructivos incorrectos, es la formación de nidos, los que corresponden a todas aquellas oquedades visibles o cubiertas por la lechada del hormigón, de profundidad mayor al recubrimiento y que constituyen una discontinuidad en el elemento, que afecta su resistencia, impermeabilidad y durabilidad, como se define en la Especificación Técnica.

Para efectos del documento, se entiende que serán atribuibles a la altura de vaciado del hormigón solo los nidos ubicados en la base de los elementos verticales hasta una altura de 20 cm. Excluyéndose los nidos u otras patologías que se muestren en una zona distinta a la señalada o aquellos nidos que manifestándose en los primeros 20 cm, sobrepasen esta altura.

El documento entrega la metodología de determinación de la superficie afectada, y se define que el criterio adoptado para la determinación de alturas de vaciado, no puede superar un 10% como valor máximo del indicador, valor que de no cumplirse habría que utilizar otro procedimiento de colocación o cambiar las características del hormigón para cumplirlo.

Para Cristian Masana, si bien éste es un paso más hacia las mejoras en obra del hormigonado, “la norma va en la línea de mejorar los rendimientos, las tecnologías y de incorporarlas en obra, permitiendo una apertura. Si bien aún hay trabajo por hacer, al menos se avanzó en definir parámetros de comportamiento para sentenciar la calidad de las obras, lo cual es un importante avance”, concluye.

Noticias Relacionadas