Alejandro López Vidal, Director Técnico de ANDECE: “El futuro del prefabricado en España se ve realmente esperanzador”

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En Hormigón al Día, quisimos conocer más sobre la realidad de los prefabricados de hormigón en España y para ello, conversamos con Alejandro López Vidal, Director Técnico de la Asociación Nacional de la Industria del Prefabricado de Hormigón del país europeo, quien nos entregó una visión positiva respecto a la utilización de este sistema constructivo tanto en obras civiles como en edificios habitacionales e industriales.

De acuerdo a las últimas cifras entregadas por la Asociación Nacional de la Industria del Prefabricado de Hormigón (ANDECE), en España se consumieron 4,6 millones de toneladas de productos industrializados en 2018, un 10% más de consumo –en toneladas– respecto al año 2017.

En este estudio, además, se establecieron tres grandes áreas para evaluar el consumo de productos prefabricados: vivienda, edificación no residencial y obras civiles. En las dos primeras, se creció más allá del 20% en relación a 2017 (28%, en el caso de la edificación no residencial), mientras que hubo una baja respecto a la utilización de productos industrializados en obras civiles.

Ante estas cifras, quisimos conocer más sobre la realidad del prefabricado en España y conversamos con Alejandro López Vidal, Director Técnico de ANDECE, quien nos comentó más acerca del estado en que se encuentra esta metodología constructiva en el país europeo.

-¿En qué estado se encuentra actualmente el desarrollo de prefabricados de hormigón en España, desde que comenzaron a utilizarse hasta nuestros días?

-La historia de la prefabricación de hormigón en España arranca en los años 40 del pasado Siglo, con la introducción de la patente del pretensado de Freyssinet y que se empieza a utilizar en elementos como viguetas para forjados y alguna viga de puente de escasa longitud. Desde entonces, la evolución tecnológica ha sido imparable, cubriendo hoy a prácticamente cualquier aplicación constructiva con elementos tan dispares como bloques para muros de fábrica, pasando por edificios completamente industrializados con elementos prefabricados de hormigón u otros como tubos de hormigón para redes de saneamiento y drenaje.

“La razón –explicó el Director Técnico– se debe a una sólida y extensa red de empresas especializadas en determinados productos prefabricados de hormigón, con instalaciones cada vez más automatizadas y eficientes, con departamentos técnicos potentes que analizan cada proyecto y buscan una solución óptima, y que ya no sólo operan en España, sino que incluso han ampliado sus fronteras a otros países europeos, del Norte de África o Latinoamérica, ya sea como suministradores de know-how a terceras empresas que se inician en el sector de la prefabricación, como para llevar los productos gracias a la mejora de los medios de transporte disponibles”.

Asimismo, López Vidal comentó que en España, la utilización de los prefabricados de hormigón “debe diferenciarse en cómo ha evolucionado en estos años la obra civil frente a la edificación”. En este sentido, asegura que “en el primer caso, el desarrollo del hormigón prefabricado pertenece por derecho propio a la ingeniería. Hoy son sobradamente conocidos los prefabricados que mejor se adaptan a la obra civil (elementos para puentes, canalizaciones, dovelas para túneles, traviesas de ferrocarril, etc.) que aglutinan todas las ventajas de la industrialización (eficiencia de recursos, velocidad de colocación, mayores garantías de calidad, mejora de la seguridad laboral, etc.) con el valor añadido que ofrece el hormigón”.

Foto: casa modular (prefabricada) de la empresa Worldmetor.

En el caso de la edificación, puntualizó el Director Técnico de ANDECE, debe separarse la industrial de la no industrial. “La industrial que puede abarcar a edificios logísticos, comerciales, recintos deportivos, etc. está plenamente consolidada, pues la prefabricación de hormigón se presenta como la alternativa idónea para responder ante las exigencias habituales de rapidez de ejecución y cumplimiento de plazos, resistencia al fuego, nula generación de residuos, etc”.

“Y en cuanto a la no industrial, donde se podría agrupar a la construcción de edificios residenciales, administrativos, hoteles, etc. estamos asistiendo por fin a un cambio de percepción, especialmente por parte de arquitectos y promotores, que valoran cada vez más a una filosofía de construcción que garantiza el cumplimiento de los variados requisitos que se imponen y que como indicaba anteriormente, suelen ser mucho más estrictos en la edificación industrial”, diferenció.

-¿A qué se debe ese cambio de percepción que me comenta?

-Viene motivado especialmente por tres razones básicas: la creciente implementación de la metodología BIM que impone una mayor rigurosidad en la etapa de proyecto en la que se deben definir de forma inequívoca y precisa los elementos constructivos, tanto a nivel de geometrías, posicionamiento en la obra y características técnicas; la progresiva exigencia de construcciones más sostenibles, de forma que se optimicen los recursos materiales, se limite la generación de residuos y un mayor uso de elementos con materiales reciclados y potencialmente reciclables o reutilizables al final de su vida útil; y por último, la versatilidad de diseño de los elementos actuales frente a la rigidez de décadas atrás, ya que la prefabricación ha evolucionado exponencialmente para ser capaz de hacer elementos estructurales y de cerramiento totalmente adaptables en formas y terminaciones a los requisitos arquitectónicos actuales. Y ante estas demandas, la prefabricación de hormigón ofrece la base óptima para dar una respuesta fiable.

Junto con esto, la incorporación de prefabricados en España ha ayudado a mejorar los niveles de productividad del sector. “La construcción convencional es muy dependiente de la mano de obra, frente a la construcción industrializada cuyos procesos se llevan hasta un 85-90% en fábrica, un entorno mucho más estable para el trabajador y basado en técnicas más automatizadas. Esto implica múltiples ventajas, como he citado anteriormente: rapidez de instalación, mejora de la calidad, aumento de la productividad (como dato ilustrativo, 6-7 horas-hombre/m2 de la construcción industrializada, frente a 25-30 horas-hombre/m2 de la construcción convencional) y, en definitiva, soluciones funcionalmente mejores y más rentables si se analiza su impacto a lo largo del ciclo de vida (menor tasa de reposición, reducción de tareas de mantenimiento, etc.)”, dice López, agregando que también es posible incrementar la riqueza local y generar tejido empresarial, especialmente para zonas rurales.

Foto: Fachada del Palacio de Congresos de Córdoba, España (Prefabricados Hermanos Quijada).

-Finalmente, ¿Cómo ve usted el futuro del prefabricado en España?

-Realmente esperanzador, ya que a la propia evolución tecnológica de la industria se le suma ese cambio de percepción que indicaba con anterioridad, que deja de ver a la prefabricación como una técnica de construcción rígida, de calidad contenida, a un tipo de construcción de vanguardia. Un ejemplo claro lo puede representar la edificación modular industrializada: sistemas cada vez más completos salidos de fábrica, incluso con instalaciones integradas, que reducen al mínimo posible las tareas a llevar a cabo en la obra. Pasamos así de la prefabricación original como forma de fabricar piezas, a la industrialización como la técnica de construir espacios.

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