En 2014, se llevó a cabo un concurso para dar un nuevo aire a una de las edificaciones icónicas de Montreal: el Biodôme, hogar de cinco ecosistemas y con un pasado ligado al deporte. Para ello, el estudio KANVAS aplicó conceptos de la denominada “arquitectura biofílica” y aprovechando los elementos de hormigón del antiguo edificio, completó una audaz renovación de este icónico espacio canadiense.
Revitalizar espacios públicos icónicos presenta, ciertamente, un desafío importante. ¿Qué hacer con la estructura ya existente? ¿Demolerla y presentar un nuevo proyecto? En más de una ocasión, esa parece ser la alternativa. En otras, las menos, la alternativa es actualizar la estructura ya existente con elementos que, además de darle una nueva vida, permiten extender y ampliar sus usos para la comunidad
Este es el caso del icónico Biodôme de Montreal, en Canadá. Se trata de un edificio que se construyó el año 1976 especialmente para los Juegos Olímpicos que se realizaron en esa ciudad. En el caso del Biôdome, albergó las pruebas de ciclismo indoor, por lo que una vez que estas finalizaron, el edificio quedó en un estado de semi-abandono (aún fue utilizado por ciclistas, pero cada vez en menor cantidad) hasta el año 1992.
Ese año, Pierre Bourque, director del Jardín Botánico de la ciudad, planteó la primera gran transformación del velódromo: el Biôdome. Desde entonces, las instalaciones del recinto albergan un zoológico, un acuario y un jardín botánico, conformado con cuatro ambientes que conviven en el mismo espacio.
El año 2014, se dio inicio al proyecto “Migración del Biôdome”, en el que se invitó a estudios de arquitectura de arquitectura para reformular este espacio. Finalmente, el estudio KANVAS (también de Canadá) ganó el concurso y comenzó la tarea, junto al estudio francés NEUF, de dar un nuevo aire a este reconocido espacio, cuya renovación forma parte de un proyecto denominado “Space for Life” que incluye también al Jardín Botánico, al Planetario y al Insectario de la ciudad canadiense.
Trabajo coordinado para renovar el Biodôme
La primera labor de KANVAS -estudio fundado por los arquitectos Rami Bebawi y Tudor Radulescu en 2003- y NEUF fue, en un inicio, dar un nuevo aire a la antigua estructura del recinto. “Nuestro mandato fue mejorar la experiencia inmersiva entre los visitantes y los distintos ecosistemas del museo, como también, transformar los espacios públicos del edificio”, comentó Rami Babawi al portal Wallpaper.
En ese aspecto, el dúo reconoció que el Biôdome juega un papel esencial en sensibilizar a los seres humanos sobre lo intrincado de los ecosistemas en su estado natural, en particular, por los efectos del Cambio Climático. Por lo mismo, para el estudio fue importante, con esta reformulación, generar consciencia sobre sus efectos sobre el planeta.
Al estudiar el proyecto, el estudio de arquitectura tuvo que lidiar con diversos aspectos. ¿Cómo trabajar en la remodelación del Biôdome sin afectar a los ecosistemas que ahí habitan? ¿Se mantiene la estructura original, compuesta de hormigón, o se demuele? Para ello, los arquitectos desarrollaron una estrategia global con la que, gracias a la constante interacción con la gerencia del edificio, se pudieron hacer trabajos a escala pequeña, sin afectar a los sistemas que mantienen los cinco ecosistemas que conviven en el Biôdome.
“Cada decisión -explicó el estudio canadiense- requirió de consultas previas con especialistas en múltiples disciplinas, transformándose así en un verdadero esfuerzo colaborativo”. En esa misma línea, Rambi Bebawi comentó a The Architect’s Newspaper que “todos comprendieron la visión global y ellos llevaron consigo esa visión, a sus respectivos cuerpos de trabajo. Fue una experiencia muy inspiradora que servirá como modelo para diseños con mejores elementos sustentables en el futuro”.
Arquitectura “biofílica” sobre la antigua estructura de hormigón
El trabajo de KANVAS y NEUF consistió en “envolver” la antigua estructura del Biodôme. Para ello, el estudio canadiense primero identificó los espacios que podían ser transformados de manera que se maximizara el valor de la idiosincrasia arquitectónica del edificio. Además, se generó un núcleo nuevo del centro, a partir de la demolición del cielo antiguo (el que era muy bajo) en la entrada, permitiendo a los visitantes apreciar el espacio.
Para esto, el nuevo cielo del Biodôme se fabricó en base a paneles transparentes, permitiendo la entrada de luz natural y aumentando la sensación de espacio dentro del complejo. Así, los arquitectos dejaron a la vista las grandes bóvedas de hormigón de la antigua estructura, haciéndolas parte del nuevo edificio.
Alrededor del edificio, se creó una “piel viviente” translúcida que envuelve a los ecosistemas del Biodôme, la que está sobre una estructura de aluminio y que se curvó utilizando tensión, voladizos y vigas triangulares para la suspensión. Esta “piel”, que sirve además como guía para los visitantes, está anclada a la estructura de acero original del complejo.
Los elementos de hormigón de la antigua estructura se incorporaron a esta nueva arquitectura “biofílica”, dada por la nueva piel, lo que cumple con la premisa inicial de los arquitectos de utilizar el antiguo edificio y darle una renovada presencia para la ciudad. “Necesitamos reconectar a las personas con el medioambiente y el Biodôme hace precisamente eso, de una forma novedosa a la que orgullosamente contribuimos”, dijo Bebawi.
El proyecto finalmente se completó durante 2020 y cuenta con área total de 35.000 metros cuadrados.