Con sus paredes curvas y la intersección de sus cuatro absidales, esta iglesia se erige como un faro al norte de la localidad Mormanno, en la región de Calabria. Si bien su particular forma da cuenta de una edificación moderna, el estudio de arquitectura a cargo del proyecto se inspiró tanto en el paisaje que rodea al pequeño municipio como en otras construcciones del periodo barroco, buscando dar una continuidad a la tradicional arquitectura religiosa de la península.
Para nadie es un misterio que la gran influencia que tiene la Iglesia Católica en Italia -el catolicismo es la religión mayoritaria en el país europeo- y, por los mismo, no es raro hallar capillas o parroquias Italia. Y si bien El Vaticano, ubicado dentro de Roma y hogar de la cúpula de la Iglesia Católica, es una nación independiente a Italia, la Capilla Sixtina, el que es quizás el templo más importante del catolicismo, se encuentra en la península itálica, lo que da luces sobre la importancia que posee la religión en la sociedad italiana.
Esa cercana relación entre la población italiana y la religión es lo que llevó al estudio de arquitectura local Mario Cucinella Architects a desarrollar una particular parroquia en Mormanno, municipio de la provincia de Cosenza, ubicado en la región de Calabria, al sur de Italia. Se trata de una pequeña ciudad -no más de 4.000 habitantes- cuyos días transitan entre la tranquilidad de ver las montañas del Parque Nacional Pollino y asistir a las numerosas iglesias y capillas que embellecen a esta localidad, algunas con varios años de antigüedad.
Para hacer un contraste y al mismo tiempo, homenajear a estas edificaciones, el estudio ejecutó la nueva Parroquia de Santa María Goretti, la santa más joven de la Iglesia Católica, en la parte norte de Mormanno, comandando así unas impresionantes vistas al paisaje montañoso del parque nacional que rodea a esta localidad.
Cuatro volúmenes conectados y una especial iluminación interior
La figura de la nueva Parroquia de Santa María Goretti se inspiró en el paisaje natural que rodea al lugar donde se levanta el templo y, por otro, las austeras y hermosas iglesias absidales construidas por los monjes calabreses en el límite este del antiguo Imperio Romano para huir de la persecución, que destacan por sus formas simples y austeras.
En ese sentido, el arquitecto explicó al portal Dezeen que la idea del estudio era “crear una edificación contemporánea que exprese un fuerte sentido de continuidad mientras más nos gusta una iglesia en particular. Esta sensación de conexión es importante”.
Ya desde la entrada, se manifiesta ese sentimiento. Formada por una incisión entre los elementos de hormigón blanco que dan forma a la parroquia, la puerta de ingreso al templo también forma una cruz que, gracias a iluminación exterior, “se aprecia como un faro a lo lejos”, explican desde el estudio de arquitectura.
Por otra parte, el interior de la parroquia destaca por la sobriedad de su mobiliario y su iluminación, la que se consiguió colgando unas telas translúcidas desde el techo, a unos 16 metros de altura, formando unas cortinas curvas que reflejan, en cierto modo, la curvatura de las absidales de hormigón blanco de la parroquia.
Según el estudio, la inspiración para iluminar de esa manera el espacio interior nació “por una parte, de un enfoque centrado en la eucaristía y la oración, y en segundo lugar, por las geometrías de las iglesias barrocas más bellas de Italia, entre las que se encuentran la Iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane, de Francesco Borromini, y la iglesia de Sany’Ivo alla Sapienza, ambas ubicadas en Roma”.
Una iglesia monolítica de hormigón blanco que observa a las montañas
Con una superficie de 950 metros cuadrado, la Parroquia de Santa María Goretti se forma gracias a la interconexión de cuatro absidales de hormigón blanco, que generan una “única y gran edificación monolítica de hormigón que alberga un centro parroquial, salas de clase y el hogar del párroco, todo reunido alrededor de un plato central y bajo un techo verde ‘viviente’. El lado norte del centro parroquial presenta una línea de tejado ondeada, que dialoga con el plan y la forma de la iglesia, que asemeja a un trébol de cuatro hojas”, comentaron desde el estudio de arquitectura.
Los arquitectos agregaron que “los párrocos podrán ingresar por una entrada dispuesta detrás del altar, a través de una sacristía oculta dentro de sus paredes curvas. Las campanas de la iglesia también se ocultaron en las paredes”.
El proyecto también se hizo cargo de aspectos como la sostenibilidad al incorporar, además del techo verde “viviente”, un jardín orgánico frente a la Rectoría para cultivos, el que está al servicio de la comunidad.
“La arquitectura de la iglesia, sus espacios interiores, las intervenciones de un artista como Giuseppe Marianello, son las estaciones de un camino para el crecimiento espiritual. En el estudio de las formas buscamos un equilibrio: la habilidad de combinar momentos sagrados con el disfrute litúrgico de la iglesia”, dijo Mario Cucinella, fundador y presidente de Mario Cucinella Architects.