El grupo avícola más grande de China quiso conmemorar sus cuatro décadas con la instalación de un museo cerca de sus plantas, en la zona montañosa de Wuyi. El edificio, cuyo diseño se inspira en el entorno que le rodea, posee una fachada y unos techos inclinados de hormigón. Mientras que la fachada otorga textura, los techos, que además están cubiertos por vegetación, actúan como regulador térmico y vínculo entre este edificio y el paisaje.
La zona montañosa de Wuyi se ubica en la prefectura de Nanping, al norte de la provincia de Fujian, en la región sureste de China. El año 1999, la UNESCO declaró a esta área como Patrimonio de la Humanidad por su relevancia ecológica -posee tres zonas de protección- y cultural, ya que en esta región se encuentran restos arqueológicos y patrimoniales que datan de la antigua dinastía Han, que gobernó China desde el 206 a. de C. hasta el 220 d. de C.
Esta área montañosa se encuentra entre Wushiyan, en la prefectura de Nanping, y la localidad del mismo nombre que se ubica en la ciudad de Shangrao, en la provincia de Jiangxi. Justamente en la prefectura de Nanping, en el condado de Guanze, dentro de esta zona montañosa, se encuentran las plantas de Sunner Group, la empresa de la industria avícola más grande de China.
Ese estatus llevó a que desde el grupo se plantease la necesidad de construir un museo que retratase la trayectoria de más de cuatro décadas de la compañía, destacando, además de las innovaciones en materia de ciencia y tecnologías agrícolas, su impacto en el desarrollo del país y en otros sectores productivos, además de utilizarse como un centro de intercambio tecnológico con otras industrias para el “desarrollo de la industria agrícola moderna”.

Para ello, el estudio de arquitectura chino Atelier Alter Architects se adjudicó el llamado a concurso con un edificio que busca replicar las características del lugar donde se emplaza este espacio: un paisaje montañoso dominado por extensas reservas ecológicas, cuya base se encuentra rodeada por las aguas del río Futun. Precisamente, el diseño del museo se inspiró en la conjunción de estos dos elementos.
Un techo inclinado de hormigón para adaptarse al clima
Para el museo, el estudio adoptó el concepto de “recrear el paisaje montañoso” -explican en la descripción del proyecto- que consiste en integrar de manera fluida al edificio con el paisaje. “Tres cubiertas de techo curvas se elevan suavemente desde el suelo y se inclinan ligeramente hacia arriba para recrear la apariencia ondulada de las montañas Wuyi, formando una suerte de paisaje de patios suspendidos”, detallaron los arquitectos.
Asimismo, el diseño entrelazado entre las cubiertas de techo garantiza la independencia de los espacios internos, a la vez que mantiene un flujo de tráfico fluido. “Cuando los visitantes suban al techo, podrán disfrutar de vistas panorámicas de las montañas, el río y la zona de la fábrica”, subrayaron desde el estudio.

Por sus características, la cubierta del techo actúa como aislante térmico gracias a su composición y forma inclinada, adaptándose a la gran humedad de la región. Además, se instalaron equipos técnicos escondidos en una capa de servicio que va por debajo de la propia cubierta, lo que refuerza la ilusión de que se trata de una colina natural.
De esta forma, durante el día el museo destaca todo lo relacionado con la agricultura moderna mientras que, por la noche, se convierte en un parque público abierto a la comunidad.
Una fachada texturada de hormigón
Los arquitectos subrayan que “el diseño de la fachada se inspira en las placas de acero plegadas a los muros de contención, utilizando placas plegadas de hormigón para crear una textura única”. Estas superficies plegadas en diferentes zonas varían en forma y función, ya que en las áreas más bajas, se asemejan a muros de contención estables, mientras que “en los espacios públicos, como la entrada, se combinan con muros cortina de vidrio para formar interiores transparentes”, puntualizaron.

Los espacios en las superficies plegadas permiten el ingreso de luz natural y del paisaje, y la “textura diagonal no sólo facilita el drenaje, sino que también oculta ingeniosamente las rejillas de ventilación”, comentaron desde el estudio.
La sala principal de exposiciones se “apoya en cuatro muros de corte gigantes con forma de silo, integrando servicios como las otras salas de exhibición interiores. El atrio vertical entre los silos, de 25 metros de altura, permite generar salas libres de columnas y espaciosas, facilitando la muestra de grandes exhibiciones”, aseguraron los arquitectos en la descripción del proyecto. “El tragaluz orientado al norte -añadieron- aporta una iluminación tenue para la zona de exhibición”.

El museo, que ocupa una superficie aproximada de 6.800 m2, se completó en 2024 y desde entonces, se transformó en el “nuevo punto de partida para el turismo industrial en el área de las montañas Wuyi”, aseguraron desde el estudio.








