Iglesia de las Tres Coronas: Un hito arquitectónico de muros curvos de hormigón

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Ubicada en un suburbio de la ciudad danesa de Roskilde, el templo destaca por las curvas orgánicas que definen sus muros fabricados con hormigón, los que definen no sólo el plan exterior, sino también, juegan un rol protagónico al contrastar con los materiales al interior del edificio y además, situar los distintos espacios comunes y de reflexión que tiene este templo.

Ubicada al norte de la isla de Selandia, Roskilde posee una rica herencia cultural y arquitectónica que data de, al menos, el siglo XI, ya que se constituyó en la urbe más importante de Dinamarca, transformándose en un capital hasta el siglo XV, cuando se transfirió esa denominación a Copenhague, que se mantiene como la principal ciudad de Dinamarca hasta nuestros días.

Si bien el desarrollo de Roskilde siempre giró en torno a su puerto, ya en el siglo XX, el tamaño de este punto neurálgico de la metrópolis resultó poco adecuado para recibir a navíos de gran carga, por lo que poco a poco, su economía transitó hacia el sector de servicios, lo que finalmente hizo que la ciudad comenzara su tránsito hacia una urbe cultural y educativa.

Otro de las grandes características de Roskilde es que fue una de las primeras metrópolis de Dinamarca en adoptar la religión católica. En la Edad Media, por ejemplo, Roskilde se constituyó como el primer arzobispado nórdico, lo que favoreció la construcción de, por ejemplo, su catedral, uno de sus hitos arquitectónicos y que refleja el momento que vivió la Iglesia Católica en el país nórdico antes de que la Reforma, en el siglo XV, estableciera al luteranismo como la religión principal del estado.

Un poco siguiendo esa tradición y también, para dar un aire más moderno al diseño arquitectónico que se utiliza en templos, el estudio de arquitectura Rørbæk og Møller Arkitekter presentó la Iglesia Trekroner o “Iglesia de las Tres Coronas”, que se encuentra en el ayuntamiento de Himmelev y que destaca por su forma, la que obedece a un enfoque pionero, de acuerdo con el estudio, y que “destaca el compromiso de la iglesia con métodos arquitectónicos innovadores”, destacaron los arquitectos.

Materialidades contrastantes

Una de las características de esta edificación es que, si bien su principal es el de un espacio para la reflexión y la adoración, por sus características también puede utilizarse como un centro comunitario. “El cliente, el Consejo Parroquial de Himmelev, imaginó un edificio en el que se pudiese acomodar todo, desde ceremonias religiosas tradicionales a conciertos, seminarios docentes, conversatorios o simplemente, un espacio para la contemplación”, dijo Nicolai Overgaard, CEO del estudio Rørbæk og Møller Arkitekter, al portal Dezeen.

Con esto en mente, desde el estudio abordaron el diseño de forma tal que no sólo se lograra un énfasis en la parte estética del edificio, sino también, que sirviese a propósitos prácticos. “Si bien la forma de la iglesia es innovadora, la planta mantiene elementos de la tradición litúrgica como, por ejemplo, la nave, el coro, la sacristía y un ábside de 8 metros de altura”, comentó en la misma entrevista el CEO del estudio.

Por esta razón, los arquitectos utilizaron materiales que, de una u otra forma, contrastaran con el aspecto más “tradicional” del diseño de la iglesia. Por ejemplo, el cielo, que se fabricó con aluminio expandido cortado con agua que proviene de latas recicladas, cumple una función doble: refleja la luz y absorbe el sonido, creando “una atmósfera serena y contemplativa dentro de la iglesia”, explicaron los arquitectos en la descripción del proyecto.

Asimismo, en la misma descripción, el estudio destaca que la elección de distintos materiales para el interior del proyecto, tales como “los revestimientos blancos de los muros, los bancos hechos a mano y las baldosas del piso, crean una sinfonía que construye un espacio que es a la vez visualmente impresionante y espiritualmente edificante”, aseguraron.

Muros curvos de hormigón que definen un hito

Un paso más allá en el diseño de la “Iglesia de las Tres Coronas” es su envolvente de muros curvos de hormigón, que busca generar un contraste con el entorno del suburbio donde ubica el templo. Los muros se construyeron utilizando moldajes hechos específicamente para este proyecto, en los que el hormigón se colocó en el mismo lugar de la obra.

“Las curvas orgánicas de la iglesia, que es uno de los elementos más impactantes del proyecto, se lograron gracias a un extraordinario esfuerzo de vaciar nueve secciones de hormigón utilizando más de doscientos moldes”, explicaron desde el estudio. Y, como se menciona antes, la elección de distintos materiales en el interior complementa con el hormigón a la vista de los muros curvos, generando un efecto trasgresor en toda la obra.

Otro elemento en el que el hormigón expuesto es esencial es en el tragaluz, que recorre “el sinuoso perímetro de la iglesia, proyectando una suave luz natural que se extiende gradualmente por todas las superficies. Este elemento arquitectónico no sólo ilumina, sino también, simboliza una conexión con el cielo, especialmente enfatizada por la cruz que diseñó el artista Henrik Plenge Jakobsen que incorpora sutilmente a la constelación de la Cruz del Norte”, subrayaron desde el estudio.

De esta forma, la “Iglesia de las Tres Coronas” no sólo es un espacio para la reflexión y la unión de una comunidad. También, es un hito arquitectónico para este suburbio de Roskilde. “En este edificio, el arte y la arquitectura se unen, transformándose en un estamento de la simbiosis que se produce entre ambas disciplinas”, subrayaron desde el estudio.

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