Diseñado por el arquitecto Kenzo Tange, la impactante estructura curva de hormigón se convirtió en uno de los íconos arquitectónicos no sólo del ganador del Pritzker de 1987. También, se transformó en una de las muestras representativas de la arquitectura posguerra desarrollada en Japón, con el hormigón como material principal para mostrar su carácter moderno.
En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la arquitectura de Japón resignificó una serie de elementos para desarrollar una corriente denominada “metabolismo”, cuyas formas y diseños se basaron en comprender el ciclo de la vida para así, dar una respuesta a los cambios del país asiático. En ese sentido, esta escuela consideraba a la ciudad como un organismo vivo y en expansión donde los elementos arquitectónicos tenían roles vitales y prácticos.
Uno de los grandes exponentes de esta corriente arquitectónica -de hecho, se le considera como uno de los fundadores de esa escuela- es el arquitecto Kenzo Tange (1913-2005), cuyo trabajo, en el que figuran obras como el Parque Nacional de Hiroshima, erigido en el lugar donde cayó la bomba atómica en 1945, y los dos gimnasios gemelos en el parque Yoyogi de Tokio, construidos para los Juegos Olímpicos que se celebraron en la capital nipona el año 1964.
Durante esos años, el arquitecto también diseñó otro gimnasio, de dimensiones más pequeñas, en Takamatsu, capital de la prefectura de Kagawa, ubicada en la isla de Shikoku, al sur de Japón. Por la forma de este gimnasio, rápidamente se hizo conocido y se convirtió, a la postre, en una de las obras más reconocidas del ganador del Pritzker (denominado como el “Nóbel” de arquitectura) el año 1987.
Un nuevo gimnasio moderno alejado de Tokio
Durante la década del 1950, Masanori Kaneko, entonces gobernador de la prefectura de Kagawa, invitó a Tange para que diseñara dos edificaciones nuevas para Takamatsu, su capital. El arquitecto realizó el diseño a fines de la década, presentando un gimnasio cuya distintiva estructura oval que se alza sobre dos monumentales pilares simula la figura de un bote, como una forma de homenajear a las embarcaciones tradicionales.
Para su diseño, Tange se influenció por la corriente brutalista, separando al gimnasio las edificaciones colindantes y, más bien, obligándolas a renovarse para así, posicionarse en el mismo influjo modernista que impuso el gimnasio en su minuto.
En su construcción, el uso de materiales como el hormigón también es un reflejo de la senda modernista que trazó el reconocido arquitecto. Con el material, dio la forma al “bote” que da la característica distinta al gimnasio, mientras que las figuras de los atletas durante sus pruebas inspiraron las dramáticas curvas que posee el edificio.
Modernidad, hormigón y el respeto por la cultura tradicional
Como se mencionó, el hormigón resultó ser la materialidad con la que Kenzo Tange trabajó la forma del gimnasio. Con éste, el arquitecto creó la estructura ovalada, la que se sostiene gracias a cuatro enormes pilares, proyectándola hacia ambos costados y así, generar su icónica figura: la de un bote.
El núcleo del edificio se compone de un anillo de hormigón, el que posee cuatro soportes masivos en todos sus lados, adquiriendo así una la figura de un paraboloide hiperbólico, la que se determina en gran medida gracias a su techo suspendido y que define la altura interior del edificio, de unos 20 metros.
Esta figura es la que cubre al salón principal del gimnasio, que posee una capacidad máxima de 2.500 asientos y que se construyó por cables, sobre los cuales se colocaron losas prefabricadas de hormigón de 5 centímetros de espesor. El arquitecto, variando lo que hizo en sus gimnasios olímpicos para Tokio, colocó en la planta de piso salas de conferencia, salas de entrenamiento, oficinas y una cocina, mientras que el gimnasio principal se ubica en el piso superior, generando un “ascenso” hacia el evento deportivo principal.
El gimnasio principal permanece cerrado desde 2014 debido a una filtración en el techo que provocó daños estructurales en el cielo del gimnasio y hacia fines de febrero de 2023, las autoridades de la prefectura de Kagawa anunciaron su inminente demolición, principalmente por el alto costo de su reparación, sumándose así a otros ejemplos de la arquitectura postguerra de Japón que también desaparecieron, como el ayuntamiento de Tokio (también de Kenzo Tange) o, recientemente, la famosa “Capsule Tower”, también en la capital nipona.