Capilla Gaudí

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La capilla Nuestra Señora de los Ángeles o el Perdón de Asís que estará ubicada en Rancagua, se insertará en un Centro Cultural lo que le dará un sentido más amplio en el presente siglo. El proyecto original de Antonio Gaudí será visto en toda su integridad, con todo el esplendor de su arquitectura inspirada en la naturaleza. A su vez, todos los espacios construidos anexos -que le dan uso y vida al Centro Cultural- estarán concebidos en el subsuelo, para que estos no impacten ni visual ni presencialmente a la obra.

La capilla estará protegida por dos espacios públicos, la Plaza del Encuentro, amplio lugar de cobijo que se muestra frontal a su fachada y que estará levemente bajo el nivel natural del terreno y, por otro lado, junto a una laguna, la Plaza del Agua, a escala más reducida y con recintos subterráneos bajo ella (cuyo programa arquitectónico va en beneficio y goce de la comunidad). Ambos espacios, junto a la capilla, estarán protegidos por un pretil y por el Bosque del Silencio, que prepara espiritual, psicológica y ambientalmente para acceder a la capilla.

Roberto Soto, director regional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la región de O´Higgins, destaca que “posicionalmente la capilla tendrá un giro, generando un eje de la confraternidad Rancagua-Barcelona (lo que surge según palabras del propio Gaudí), la fachada principal orientada al centro histórico de la ciudad, las dos fachadas laterales actuarán de acceso y la fachada orientada a España, que es nueva, de expresión más neutra y austera, para que no compita con la arquitectura de Gaudí”.

Hitos

Hay tres partes significativas o destacadas de la capilla, cuya geometría es de doble curvatura, y que combinan hiperboloides con paraboloides hiperbólicos, estas son:
Hiperboloide del cimborio o cúpula exterior: La morfología y geometría que Gaudí le imprimió al cimborio, se basa en la abstracción de la caída del manto sostenido por los ángeles que por las fuerzas de gravedad hacen que tome formas regladas, de doble curvatura. En este caso, en una armoniosa combinación entre un hiperboloide central y ocho paraboloides hiperbólicos.

La cúpula se estructura en hormigón armado en 15 cm de espesor, con un hormigón de calidad y dosificaciones especialmente diseñado para dicha parte constructiva. En cuanto a su materialidad original, Gaudí la concibió con el sistema de bóveda catalana. Este sistema no es posible de aplicar en Chile, dada las condiciones sísmicas del país.

Desde la propia geometría del cimborio, constituida por sus rectas generatrices, nacen las ventanas trapezoidales, que permiten que entre la luz natural que baña el hiperboloide interior y el resto de la capilla. Como revestimiento del cimborio se consideró el uso de la piedra dumortierita. En consideración a que la piedra dumortierita con sus matizados tonos azules simboliza la pureza –y a ser un mineral presente en Chile– es que se ha especificado para revestir con ella la cúpula, el manto, el mismo que lo sostienen los ángeles para cobijar la imagen durmiente de la Virgen, símbolo de la Asunción. “La idea es que la disposición del mineral logre que a medida que se eleva la capilla, aumente su intensidad de color desde un gris a un azul, asemejándonos la imagen de lo celestial arriba en el cielo”, explica Christian Matzner, arquitecto coordinador del Proyecto Construcción Capilla y Centro Cultural Gaudí en Rancagua, desarrollado en 2009-10 junto a Elena Corbalán, Álvaro Guerra y María Eugenia Moreno.

Por otra parte, la dumortierita al llegar en la parte inferior del cimborio en un color prácticamente gris, logra asemejarse al color gris natural de la piedra Diorita como al del hormigón a la vista.
Otro factor importante a considerar, es que en las jambas, alféizares y dinteles de las ventanas trapezoidales se le colocará un forro en lámina de cobre, lo que además de representar una protección de calidad como protección hídrica, generará un efecto estético integral, puesto que al mirar la corona y cruz desde las plazas de abajo, veremos todos los dinteles de la ventanas con cobre entre la superficie de la piedra dumortierita del cimborio, y al final a lo lejos, la corona y cruz, también en ese material, pero en vez de láminas, en cobre fundido.

Hiperboloide interior: Este se propone prefabricado en hormigón armado, lo que responde, por una parte, a una lógica constructiva dada la conexión y cercanía entre éste y la cúpula, lo que dificulta el manejo de moldajes y también debido a que es la forma más lógica de montar su estructura, una vez construido toda la base de la capilla y su cúpula. La presencia visual de las rectas generatrices de unión entre cada pieza, acusará su composición geométrica reglada.

Asimismo, Matzner explica que se pretende que la percepción del visitante de este hiperboloide como sistema prefabricado, de cuenta de la tecnología aplicada en siglo XXI, a las leyes y formas gaudinianas. “El hiperboloide interior, realizado en hormigón armado tendrá los mismos 15 cm de espesor que tiene el hiperboloide de la cúpula. Se realizará –sin sus hornacinas- en forma prefabricada en 8 partes exactamente iguales”, afirma el arquitecto.

Las 8 hornacinas del hiperboloide interior se podrán construir “in situ” (posterior a que estén instaladas las 8 piezas prefabricadas del hiperboloide interior) y en el mismo momento que el hiperboloide del cimborrio o cúpula exterior. Lo anterior, debido a que 4 de las 8 hornacinas se intersectan con el manto de la cúpula exterior, por lo que resulta de mayor lógica constructiva incorporarlas en un mismo elemento físico.
Hiperboloide del coro: Esta superficie ha sido elegida para ser realizada en dovelas de piedra, incluyendo su barandal y el coronamiento inferior en 8 puntas, debido a dos razones. La primera, puesto que de las tres superficies regladas importantes de la capilla, esta es la más pequeña, por lo tanto representa una oportunidad para trabajar con la piedra como dovela, ya que en otra superficie más grandes sería muy complejo por un tema estructural. La otra razón, se refiere a la proximidad que tiene esta superficie con la gente (de hecho es un barandal del coro), se ve cerca y se puede tocar, se puede observar la forma de conexión de las dovelas, con todo el arte de su estereotomía.

Materialidad

Roberto Soto, detalla que la capilla tendrá 30 metros de alto y diez por diez de base, y su estructura básica será de hormigón armado y piedra tipo Dioritas. Habrá algunas modificaciones respecto del modelo diseñado por Gaudí concebido originalmente para Barcelona: primero, en la cúpula no tendrá el sistema de “bóveda catalana”–un tipo de edificación que logra gran resistencia con un mínimo de materiales– ya que este sistema constructivo se considera poco seguro en un país sísmico como Chile. “El material de la cruz corona que va en la cima de la capilla, será de cobre fundido y no de bronce dorado como originalmente lo concibió el arquitecto catalán.

También se incluirán piedras de la zona de Doñihue, como la diorita, la piedra de Pelequén que se encuentra al sur de Rancagua y la dumortierita, presente de Parral hacia el interior”, cuenta Soto.

En tanto, el tamaño o dimensión de las dovelas en el aparejo de las piedras de la capilla por sus fachadas exteriores ha sido diseñado con 8 variados formatos (las cuales se van repitiendo), que son 35×35 cm, 35×65 cm, 35×100 cm, 35×135 cm, 65×100 cm, 65×135 cm, 65×170 cm y 100×100 centímetros. Esto se ha concebido así por las siguientes razones:
Estabilidad: Dar a la base de la capilla (de planta cuadrada y aproximadamente 1/3 de la altura total), la sensación de solidez con la elección de formatos de piedra grandes e intermedios, de modo que el cimborrio (de forma hiperboloidal y aproximadamente 2/3 de la altura total), se sienta sostenido por esa base, sensacionando estabilidad y un armónico equilibrio.
Contraste: Dar a la base de la capilla un tipo de aparejo que por el tamaño de su formato, contraste claramente del revestimiento del cimborrio. Es decir, que visualmente se separen en textura, color y apariencia, no obstante que la base (piedra Diorita, Floresta o Montjuic) combinará por tonos grises con la Dumortierita, ya que esta se inicia abajo gris y va matizando hacia el cielo a azul. Por esto es importante que las dovelas de la piedra de la base, se perciban de formatos grandes y poligonales, en contraste a la Dumortierita, que va dispuesto en formatos muy pequeños y colocados en espinapez (pequeñas barritas de Dumortierita), otorgándonos armonía visual y proporción de texturas.

Oficio identitario en este siglo: La imagen del aparejo en piedra de la base de la capilla se debe percibir como una obra contemporánea, pulcra, de terminaciones finas, pero que rescaten el oficio de los canteros de nuestras culturas mesoamericanas. Inspirada en la piedra inca de los 12 ángulos, presente en la ciudad del Cuzco, un aparejo perfecto en que no entra ni una hoja de afeitar en las junturas, mampostería careada de alta pulcritud.
El director regional de Arquitectura aclara que “el objetivo es lograr construir un edificio que en si por su calidad constructiva se perciba como un monumento, algo que perdurará años y que cualquier visitante, pueda captar esa calidad en los detalles de cómo fue construido. De alguna manera, ha sido una guía la triada de Vitruvio: la arquitectura descansa en tres grandes conceptos, la Belleza (Venustas), la Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas), que es la base de la utilización y/o función de la arquitectura”.

Hormigón

El hormigón será H-30 con 90% de confianza incluidas fundaciones. Todas las estructuras de cáscaras (de superficies alabeadas de doble curvaturas) y hormigones vistos, deberán ser fluido y autocompactante. Según Matzner, “esto se consideró de esa manera por los ingenieros Luís Acuña y Andrés Larraín (de Alfonso Larraín Vial y Asoc.), debido a que los espacios intersticiales para verter el relleno del hormigón, dada su compleja forma y angostura, se tiene que asegurar que el hormigón cope toda su volumetría, evitando la generación de nichos o vacíos sin hormigonear, ya que hay partes de la construcción que irán a la vista y otras con revestimiento de piedra”.

En tanto, en los radieres del subterráneo, el hormigón será de 10 cm como base pavimento hormigón H20 (90).

Desafíos

De acuerdo a los desafíos, Roberto Soto cuenta que el desarrollo de este proyecto no responde a un encargo que se hace en 1922 como lo hizo y recibió Fray Angélico Aranda, sino que en el presente siglo XXI, por lo que los materiales, conceptos, definiciones y usos destinados, deben responder a la actual tecnología.

También como un edificio de carácter patrimonial, su construcción debe perdurar en el tiempo y ser de calidad, razón por la que, además, se han utilizado materiales y métodos tradicionales de construcción, como la estereotomía, modo en que pueden tallarse las dovelas de piedra. “La construcción de la capilla en Rancagua significaría un fuerte impulso económico, de desarrollo local y turístico, no solo para dicha ciudad, sino que para toda la región y el país. Otras externalidades positivas asociadas al proyecto, son las implementaciones de las técnicas constructivas, las escuelas taller, el intercambio tecnológico, educacional y cultural”, afirma Soto.
Adicional a los desafíos técnicos de diseño, se encuentra uno importante que es el conseguir los recursos adicionales para poder adjudicar la obra a la oferta que significa un menor costo para el Estado.

Por su lado, Matzner, cuenta que según lo coordinado por Moisés Saravia, Seremi del MOP de O’Higgins, el trabajo más intenso surge a partir de tener que reevaluar esta iniciativa para ajustar los valores disponibles a los reales precios de mercado en función de los costos de obras. “Ha sido un largo proceso administrativo en el que desde la primera licitación hasta ahora, se ha trabajado intensamente en conseguir importantes avances constructivos para poder encontrarnos en condiciones de edificar un proyecto resuelto en todo lo técnico y acogido a toda la normativa actualmente vigente”, afirma el arquitecto.

Para las autoridades, el centro cultural que contiene a la capilla en su interior, es la instancia que le da un sentido a este proyecto, puesto que es la forma de responder al anhelo de la gente, de sus vecinos, de los rancagüinos y de todos los usuarios. El tener un espacio para la comunidad, donde puedan reconocer un lugar para ellos, que les sirva de desarrollo social y cultural, religioso y también de esparcimiento, ha sido la razón por la cual las autoridades han dado el apoyo y financiamiento para la construcción del proyecto, puesto que entienden que detrás de ello hay una rentabilidad social, todo ello en el marco de una obra del arquitecto Antonio Gaudí.

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