Biblioteca infantil “Mushroom”: Un símbolo de resiliencia cultural con hormigón

Compártenos en Redes Sociales:

Facebook
Twitter
LinkedIn

Contenido Relacionado con la noticia

Emplazada en la localidad rural de Yanzitou, entre las montañas Wuliang (China), esta biblioteca, pensada para los más pequeños de la comunidad, se transformó en un punto focal de esta pequeña villa que ve cada año cómo los más jóvenes se trasladan a los grandes centros urbanos en búsqueda de oportunidades.

Uno de los grandes contrastes que se aprecian en la China actual es el crecimiento de las grandes urbes, con el desarrollo de nuevas edificaciones y polos tecnológicos o cívicos, versus el paulatino envejecimiento y despoblación de aquellos poblados ubicados en el sector rural del país asiático.

Un ejemplo claro de ello es lo que ocurre en la pequeña localidad de Yanzitou, ubicada en los valles que se forman entre las montañas Wuliang, provincia de Yunnan. Con tan sólo 71 hogares y una población compuesta mayoritariamente por seis grupos étnicos (Han, Yi, Bai, Dai, Li y Habi), esta villa “lucha contra la despoblación y el envejecimiento de sus habitantes, ya que los jóvenes migran hacia las grandes ciudades para conseguir trabajo”, explicaron desde el estudio de arquitectura Kong Xiangwei Studio.

“Sin embargo -puntualizó el estudio- los fines de semana la vitalidad regresa junto a los niños que vuelven de las escuelas municipales, llenando de risas la plaza cercana al museo de historia de la aldea”.

Justamente, para dotar a esta localidad de un espacio que sirviese de conexión entre “la tradición y lo moderno”, el estudio desarrolló una nueva biblioteca para los niños, la que se ubicó en un estrecho lote rocoso entre dos antiguas viviendas y a la sombra de un extenso árbol de pasas. “Este lugar actúa tanto como puerta de entrada cultural al futuro centro comunitario de la villa y como un faro para la revitalización rural”, destacaron los arquitectos en la descripción del proyecto.

Un diseño vanguardista que se inspira en la región

Dentro de los múltiples desafíos que los arquitectos enfrentaron para llevar a cabo este proyecto, el que resultó más complejo fue el del espacio a ocupar por la biblioteca, delimitado por el árbol de pasas, punto icónico de la villa que se integró al diseño. Junto con esto, la biblioteca se tuvo que ejecutar en un tiempo limitado.

En el caso del diseño, la biblioteca conservó los espacios que deja el añoso árbol de pasas para permitir el paso de iluminación natural, la que también se cuela a través de un óculo central y los vacíos entre las escaleras, “animando al espacio con patrones en constante cambio”, destacaron desde el estudio.

Estos juegos de iluminación, aprovechando los espacios, también se generan con las columnas arqueadas que tiene la biblioteca y con los paneles acrílicos y traslúcidos que revisten las estanterías semiesféricas -“armadas con varillas de acero de 6mm”, detallaron los arquitectos-, que dispersan reflejos caleidoscópicos. En adición a los juegos de iluminación, un muro curvo e inclinado sirve como una suerte de asiento “donde los niños pueden observar la luz del sol atravesar el espacio, transformando a la biblioteca en un ‘teatro viviente’ de luz y tiempo”, subrayaron desde el estudio.

La particular forma de la biblioteca, especialmente su techo, se asemeja a un hongo originario de la región, lo que “infunde simbolismo a la estructura”, dice el estudio en la descripción del proyecto. “El icónico techo con forma de hongo cambia de carácter: viste desde el callejón este, se asemeja al ala de un sombrero. Desde arriba, a un rostro extravagante. Por la noche, iluminada como un OVNI, la estructura -que invita a los niños a recorrer sus espacios- se convierte en un fantástico punto de referencia de la villa”, dicen los arquitectos.

Hormigón como símbolo de tradición y modernidad

Para la construcción de esta particular biblioteca, el estudio decidió utilizar hormigón y acero como principales materialidades. “En colaboración con artesanos locales, se ‘tejieron’ 12 mm de barras de acero acanaladas en arcos con formas de rama, los que se elevan desde el techo para formar un dosel doble con la corona del árbol”, detallaron los arquitectos. Esto misma técnica se aplicó con las estanterías que, como se mencionó anteriormente, se “tejieron” con varillas de acero de 6 mm.

Para la estructura, se utilizó hormigón tradicional vertido in situ. “Las bóvedas de hormigón sustituyen a materiales más ligeros, como paja y barro, garantizando la resistencia de la biblioteca y, al mismo tiempo, evocando a un refugio primigenio”, comentaron los arquitectos.

Asimismo, el uso de hormigón obedeció a una decisión estética de “abrazar la estética cruda de la artesanía rural. “Los defectos de la construcción se pulieron meticulosamente, manteniendo la calidez táctil del trabajo manual. El resultado es una textura táctil robusta, pero digna, que está en armonía con la identidad vernácula de la villa”, destacó el estudio.

La librería se transformó en el de actividades cotidianas para los habitantes de Yanzitou. Cuando amanece, un anciano espera la luz del sol en un pabellón adyacente mientras los niños leen. Al atardecer, los más ancianos juegan cartas mientras los pequeños exploran el lugar. “Más que una estructura física -destacaron los arquitectos- esta biblioteca representa un símbolo de resiliencia cultural, haciendo puente entre la tradición y la modernidad a través de sus materiales”.

Para conocer más sobre este proyecto, los invitamos a ver el siguiente video

Noticias Relacionadas