Ubicado en un terreno confinado en el barrio de Cuauhtémoc, el proyecto liderado por el estudio de arquitectura local HGR Arquitectos enfrentó una serie de desafíos tanto en su diseño como en el aspecto estructural del complejo, los que se abordaron con innovadoras soluciones en las que el hormigón tomó el centro del escenario.
El 19 de septiembre de 2017, un sismo 7.1 afectó a Ciudad de México, dejando severos daños en una serie de edificaciones en toda la capital azteca, provocados por los violentos movimientos que tuvo el evento, cuya ruptura se produjo por debajo del continente, a una profundidad de 57 kilómetros.
Trabajos posteriores al sismo implicaron la reparación de aquellos edificios con daños menores y, derechamente, la demolición de aquellos que presentaron fallas estructurales significativas, lo que ocurrió en el caso de una construcción ubicada en un espacio con forma de triángulo en Calzada Melchor Ocampo 288, en el barrio de Cuauhtémoc, una concurrida intersección en pleno corazón de Ciudad de México.
¿Cómo recuperar un espacio urbano limitado por su forma triangular para diseñar y construir un edificio residencial? Al desafío propuesto por Ciudad Vertical (inmobiliaria azteca) respondió el estudio de arquitectura local HRG Arquitectos, quienes definieron un complejo de departamentos de seis niveles y 15 departamentos circunscrito a este terreno confinado, trabajando las formas del para llegar a una solución funcional -un edificio que pueda resistir nuevos movimientos telúricos- que, además, marque un hito arquitectónico para este barrio de la capital mexicana.
Una forma “regular” para un terreno particular
Uno de los principales desafíos de los arquitectos estuvo en diseñar un complejo de departamentos totalmente funcionales en un plano limitado tanto por su forma (triangular) como su área, de sólo 292 metros cuadrados. “Nuestro objetivo fue intentar tener espacios regulares dentro de un terreno más bien pequeño y de forma irregular”, explicaron desde el estudio.
Para ello, una de las decisiones fue colocar tres departamentos de 1 dormitorio -de una superficie entre 70 y 75 m2- en cada uno de los seis pisos del complejo y armarlos como una suerte de rompecabezas.
“Un elemento fundamental en el diseño fue que todos los espacios estuviesen bien ventilados e iluminados, pero tratando de no dejar grandes aperturas debido al ruido de las calles adyacentes al edificio”, explicaron desde el estudio. Eso sí, los arquitectos destacaron el patio central que conecta tanto con el ascensor y las escaleras del complejo, generando así un microclima verde para los residentes.
Otro aspecto que trabajaron los arquitectos fueron las fachadas del edificio, las que diseñaron con un sistema modular de muros de hormigón armado café. “De esta manera, se aseguró que el espacio interior del edificio tuviese vistas abiertas a la ciudad. Para darle un rol protagónico a la fachada, se diseñaron balcones alternados, los que ayudaron a crear mayor amplitud en los espacios interiores y en respuesta, brindan mayor privacidad gracias a un sistema de barandillas de placas metálicas”, detallaron.
Hormigón como solución arquitectónica y estructural
Dado que la forma triangular del plano definió el diseño circular del MO288, en términos estructurales también se planteó un desafío para HGR Arquitectos. ¿Cómo respetar el diseño y hacerlo sismorresistente? Una respuesta fue evitar columnas y que, por el contrario, el sistema de muros del complejo fuese de muros de carga, lo que permitió que habitaciones rectangulares siguiesen el plan triangular del proyecto.
Y, gracias a un estudio de mecánica de suelo, se logró la estabilidad del edificio, dando una segunda respuesta al desafío estructural. Esto, porque se halló suelo firme 30 metros bajo el nivel de piso, por lo que se diseñaron y construyeron pilotes de hormigón armado de 32 metros bajo la edificación.
“Junto con la losa de fundación y el sistema de muros de carga de hormigón armado a nivel de piso, los pilotes trabajan de forma sincronizada con los ladrillos y muros de los pisos superiores”, recalcaron los arquitectos al portal Dezeen.
Completado en marzo de 2023, el proyecto MO288 da luces de cómo es posible adaptar el diseño arquitectónico a los desafíos que impone un terreno confinado, logrando en este caso, un edificio de alto impacto gracias a su forma triangular y a sus fachadas de hormigón a la vista y, al mismo tiempo, entregando soluciones desde el punto de vista estructural sin dejar de lado el dibujo original de la obra.