Como parte del complejo deportivo que MAD Architects diseñó para la ciudad de Quzhou, su estadio presenta una serie de elementos que, según el estudio, lo transforman en un nuevo modelo de edificación deportiva, uno en el que el hormigón juega un rol protagónico tanto en materia arquitectónica como estructural.
La ciudad de Quzhou se ubica a unos 400 kilómetros al suroeste de Shanghai. Rodeada de densos bosques al este y oeste, que cubren más del 70% del terreno, se trata de una urbe con miles de años de historia, lo que se traduce en una rica herencia cultural y filosófica.
Esa mezcla entre el paisaje y la tradición cultural del lugar inspiró al estudio de arquitectura MAD Architects para la ejecución de un ambicioso proyecto: el diseño de un parque deportivo de 700.000 metros cuadrados, cuya primera y segunda fase tendrá cerca de 340.000 m2 y que incluyen un estadio con capacidad para 30.000 personas, junto con un gimnasio, piscina olímpica, un escenario para deportes outdoor y un museo de ciencia y tecnología, entre otras instalaciones.
El diseño del complejo en su conjunto, incluyendo el estadio -cuya construcción finalizó hace unos días- se inserta al entorno generando una suerte de paisaje que está a medio camino entre la Tierra y Marte. “Soñamos no sólo en crear un espacio urbano sobre deportes y ecología, sino también, transformarlo en un parque artístico al aire libre único para el mundo, estableciendo una relación entre la tradición de la ciudad y la historia de la cultura Shanshui”, dijo Ma Yansong, fundador de MAD Architects.
Difuminando los límites entre lo natural y lo construido
Siguiendo esa lógica, el estadio Quzhou se diseñó para que pareciese una extensión o continuación del paisaje que rodea a la estructura. En ese sentido, el estudio informó que la idea es que el estadio fuese una suerte de cráter “que se asentara sobre el suelo, formando un espacio profundo”.
Por ello, la manera en que se abordó la construcción del estadio fue diametralmente distinta a otros proyectos de similares características: en vez de tratarse de una edificación maciza, cerrada, se encuentra abierta hacia el espacio público colindante, generando una visión amplia de éste desde casi todo ángulo.
En ese sentido, el propio fundador de MAD Architects consideró que el estadio escapa a la arquitectura convencional para este tipo de instalaciones deportivas, ya que busca que la comunidad se reúna “en torno al espíritu deportivo”. Así, las ondulaciones y la topografía del lugar se reflejan en la fachada inclinada del estadio, buscando así que los visitantes “determinen dónde termina el paisaje y comienza la edificación. Incluso con el estadio cerrado, se incentiva a que las personas escalen la estructura y la consideren como parte activa del paisaje”, dijeron desde el estudio.
Características relevantes
Con un área del casi 60.000 m2, el estadio posee una suerte de “halo” -una toldo- que funciona como marquesina, la que se apoya sobre nueve puntos con un espacio máximo de 95 metros entre cada uno, lo que genera la sensación de que el halo flota sobre el paisaje.
Para apoyar la estructura del estadio, se dispusieron de 60 columnas de hormigón con terminaciones a la vista, las que además de brindar una sensación más cálida, difuminan los límites entre el interior y el exterior del estadio. El toldo, por su parte, se compone de un marco de acero donde se colocó una membrana traslúcida cuya finalidad es doble: cubrir las formas particulares del estadio y mejorar la experiencia acústica del recinto, gracias a unas microperforaciones en su parte baja.
Tanto el estadio como gran parte de sus instalaciones se ubican bajo el nivel de suelo, lo que permite el ingreso de luz natural. “Por toda la estructura, la ingeniería del estadio permite la absorción, almacenamiento y filtración de las aguas lluvia, lo que además de proteger al edificio en caso de temporales, añade un elemento de sostenibilidad, además del uso de materia prima local y tecnología para consumo energético eficiente, a este nuevo recinto deportivo chino.