Un “Contenedor de Luz” de hormigón refleja la importancia la energía solar en Taiwán

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Diseñado por los estudios Air Matters y 16 Arch Studio, este edificio de cinco pisos -las oficinas centrales de una empresa de energía solar- posee una envolvente de hormigón con varios elementos que interactúan con el volumen vidriado interior, con la finalidad de generar un contraste que refleje el paso de la luz como elemento central del concepto detrás de este proyecto.

Desde hace varios años, Taiwán inició una fuerte inversión en lo que se refiere a la adopción de energías renovables no convencionales, todo como parte de un plan nacional que busca descarbonizar la matriz energética de ese país para el año 2050.

Si bien la dependencia del país asiático de fuentes energéticas alimentadas por combustibles fósiles aún es alta, en 2024 energías como la eólica, solar e hidráulica, entre otras renovables no convencionales, aportaron un 16% a la matriz energética del país, lo que da evidencia de la importancia que tiene para Taiwán el avanzar hacia energías más verdes.

Por lo mismo, no sorprende en Taiwán existan grandes proyectos en esta materia, como la planta flotante de energía solar más grande del mundo, o las inversiones de gigantes tecnológicos como Google o Apple. Por lo mismo, distintas firmas vinculadas a este tipo de desarrollos establecen sus oficinas centrales en Taiwán, apostando por diseños vanguardistas que reflejen su vínculo con la promoción de energías más limpias para el desarrollo de ese país.

En ese sentido, los estudios de arquitectura Air Matters y 16 Arch Studio tomaron el desafío de diseñar las oficinas principales de una importante compañía de energía solar, la que se inspiró en la luz como concepto. “El diseño aspira a crear una estructura que capture los rastros de luz y sombra, donde uno pueda despertar ante la presencia de la luz y naturaleza a través de una percepción espacial, convirtiendo a la arquitectura misma en un ‘contenedor de luz’”, comentaron los arquitectos en la descripción del proyecto.

Hormigón como materialidad principal

Los arquitectos puntualizan que la arquitectura del “Contenedor de Luz” -como bautizaron a este proyecto- sirve “como un medio para reconectar a la humanidad con el mundo natural”. Siguiendo esa línea, se tomó la decisión de apostar por la simpleza: un edificio de cinco pisos con forma de cubo, el que “se ancla tranquilamente dentro del contexto dinámico de la urbe”, detallaron en la descripción del proyecto.

Un elemento relevante para el desarrollo del “Contenedor de Luz” es la decisión de utilizar hormigón como materialidad principal para la ejecución del proyecto, ya que el diseño buscó un punto de interacción entre la solidez del material -especialmente, en lo que se refiere a la fachada del edificio- con el interior, donde “se revela un volumen de cristal, articulando un contraste entre peso y ligereza”, subrayaron los arquitectos.

La fachada del “Contenedor de Luz” presenta además varios arcos los que, de acuerdo con la descripción del proyecto, buscan evocar “impresiones del sol, como el amanecer y el atardecer”. Estos arcos, especialmente a nivel de calle, son la puerta de entrada a una plaza y un jardín, “ofreciendo un espacio común para la interacción social y mejorando así el carácter público del proyecto”, aseguraron.

En niveles superiores, por otra parte, estas aperturas curvas se orientan hacia la ciudad, estableciendo de esta forma un dialogo entre un jardín que se emplaza en el techo del “Contenedor de Luz” y la “fábrica urbana”.

Un concepto que juega con el contraste

El diseño arquitectónico del “Contenedor de Luz” contempló un espacio intermedio entre la envolvente de hormigón y el interior vidriado para la libre circulación de luz y aire. “Este atrio vertical -destacaron los arquitectos- atrae la mirada hacia arriba, enmarcando el cielo como vínculo visceral con la naturaleza”.

Otro aspecto interesante del diseño arquitectónico del edificio es que la cara interior de la envolvente de hormigón -que los arquitectos denominan como “quinta fachada”- posee unas perforaciones circulares de diversos tamaños, las que “se distribuyen en correspondencia con la grilla de pernos estructurales del hormigón a la vista, devolviendo la escala humana a la masa, por lo demás monolítica”. De esta forma, la luz del sol se filtra por estas pequeñas aperturas, ingresando suavemente al interior como haces de luz fragmentados.

La simplicidad en la forma de este edificio de hormigón de cinco pisos -que ocupa una superficie de 730 m2- de alguna forma genera un balance entre “masa y vacío”, como lo destacan los arquitectos. “La arquitectura se refinó a su más pura esencia estructural y material, guiando a los usuarios hacia un encuentro con la esencia espacial”, comentaron.

“El juego de la luz, en el ir y venir cotidiano, invita a la interacción perceptiva con el orden natural y la temporalidad inmaterial, fomentando de forma sutil una reconexión con uno mismo y el mundo circundante. De esta manera, la arquitectura trasciende a su materialidad para alcanzar una presencia espiritual que es, al mismo tiempo, delicada y profunda, íntima y a la vez, imponente”, subrayaron los arquitectos sobre este proyecto.

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