El sistema ICF (Insulated Concrete Forms, en sus siglas en inglés) o de encofrados aislantes para hormigón ofrece, además de las prestaciones tradicionales que entregan los muros de hormigón armado, otra serie de beneficios vinculados a eficiencia energética, sostenibilidad y productividad en obra que lo convierten en una alternativa ideal a la hora de plantearlo dentro del abanico de soluciones constructivas para un proyecto.
El sector de la construcción en Chile enfrenta desafíos crecientes en materia de eficiencia energética, sostenibilidad y resiliencia ante eventos sísmicos. En este contexto, el sistema Insulated Concrete Forms (ICF, en sus siglas en inglés) se presenta como una alternativa viable a los métodos tradicionales, especialmente en proyectos habitacionales.
Si bien el sistema ICF lleva presente dos décadas en nuestro país, su alcance es más bien limitado, enfocado a proyectos particulares o vinculados a sectores productivos como el turismo. Esto, sin embargo, no significa que el uso de este sistema se limite sólo a este tipo de obras.
En países como Inglaterra, por ejemplo, la adopción de este sistema para el desarrollo de viviendas sociales de alto estándar demuestra que el ICF es un sistema aplicable a cualquier tipo de proyecto, ya sea particular o de alta demanda, como en el caso de viviendas en nuestro país.
Historia del sistema ICF
El desarrollo del sistema Insulated Concrete Forms (ICF) tiene sus raíces en Europa, particularmente en Alemania y los países nórdicos, durante la segunda mitad del siglo XX. La necesidad de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial y la búsqueda de soluciones constructivas más rápidas y eficientes impulsaron la experimentación con nuevos materiales y métodos. El poliestireno expandido (EPS), inventado en la década de 1950, se convirtió en un material clave por su bajo peso, capacidad de aislamiento y facilidad de manipulación.
En los años 60 y 70, empresas europeas comenzaron a desarrollar los primeros sistemas de moldajes permanentes de EPS para muros de hormigón. Sin embargo, fue en Canadá donde el sistema ICF encontró un terreno fértil para su masificación. El clima extremo y la necesidad de viviendas energéticamente eficientes llevaron a la adopción de soluciones que combinaran robustez estructural y aislamiento térmico. En la década de 1980, el sistema ICF se consolidó en Norteamérica, con la aparición de fabricantes especializados y la estandarización de los bloques y paneles.
En Estados Unidos, la difusión del sistema fue impulsada por incentivos estatales para la eficiencia energética y por la demanda de viviendas resistentes a huracanes y tornados. El ICF se utilizó tanto en viviendas unifamiliares como en edificios comerciales, escuelas y hospitales. A finales de los años 90, el sistema ya contaba con normativas específicas y certificaciones técnicas, lo que facilitó su expansión a otros mercados.

Actualmente, el ICF es utilizado en más de 50 países, con millones de metros cuadrados construidos. Su evolución ha estado marcada por la innovación en el diseño de los bloques, la incorporación de materiales reciclados y la integración con sistemas de energías renovables. En Europa, el sistema ha sido adoptado en proyectos de vivienda social y edificios de alta eficiencia, mientras que en Norteamérica se ha consolidado como una alternativa premium para viviendas de alto estándar.
Sistema ICF y aspectos normativos técnicos
El sistema ICF consiste en la utilización de moldajes permanentes de poliestireno expandido (EPS), que se ensamblan en obra para conformar la geometría de los muros. Estos moldajes se rellenan con hormigón armado, generando una estructura monolítica. El EPS cumple una doble función: actúa como aislante térmico y como encofrado perdido, permaneciendo en la estructura final.
Los bloques de EPS suelen tener un espesor de entre 5 y 7,5 cm por cada cara, con un núcleo de hormigón de 10 a 15 cm, dependiendo de los requerimientos estructurales. Por sus características, el sistema permite la inserción de armaduras horizontales y verticales, cumpliendo así con las exigencias de la normativa sísmica chilena (NCh433).
El proceso constructivo se caracteriza por su rapidez y limpieza. Los bloques se ensamblan manualmente, se colocan las armaduras y se vierte el hormigón con bombas convencionales. El EPS facilita el paso de instalaciones eléctricas y sanitarias, que se pueden canalizar mediante ranuras en el material.
Aislamiento térmico y eficiencia energética
Uno de los principales argumentos a favor del sistema ICF es su alto nivel de aislamiento térmico. Los muros ICF pueden alcanzar valores de transmitancia térmica (U) de 0,28 W/m²K, superando, por ejemplo, los valores que se mencionan en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) para zonas climáticas frías, que exigen valores máximos de 1,9 W/m²K para muros exteriores.
Este desempeño se traduce en una reducción significativa de la demanda energética para calefacción y refrigeración. Sebastián Goldberger, gerente general y fundador de Exacta (una de las pocas empresas que trabajan con el sistema ICF en nuestro país), detalla que en viviendas construidas con ICF, se registran disminuciones importantes en el consumo de fuentes energéticas externas para efectos de climatización, en comparación con viviendas tradicionales.
Asimismo, el EPS que se utiliza en el sistema ICF posee una conductividad térmica de 0,038 W/mK, lo que contribuye a mantener temperaturas interiores estables. Además, el sistema elimina los puentes térmicos, ya que el aislamiento es continuo en toda la envolvente.
¿Cómo se comporta el sistema ICF ante sismos? Resiliencia estructural
Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, lo que impone exigencias estrictas a los sistemas constructivos. El sistema ICF ha sido sometido a pruebas de laboratorio y simulaciones sísmicas, demostrando un comportamiento favorable.
El muro monolítico de hormigón armado, confinado por el EPS, presenta una alta capacidad de absorción de energía y ductilidad. Tanto Sebastián Goldberger como Miguel Muñoz, Regional Sales Manager en Euclid Chemican, destacan que los muros del sistema ICF cumplen con los requisitos de las normas chilenas vinculadas a la construcción de muros de hormigón armado y, en el caso de Exacta, han superado ensayos de carga lateral y compresión realizados en laboratorios nacionales.

En ese sentido, el gerente general de Exacta destacó que “el sistema ICF permite construir viviendas capaces de resistir terremotos de gran magnitud, gracias a la continuidad del hormigón y la correcta disposición de las armaduras”. Asimismo, Goldberger comenta que, para el sismo de 2010 que ocurrió en Chile, las viviendas construidas con los bloques EPS de Exacta -en ese entonces, unas “300, 400 casas”, subrayó- no reportaron daños estructurales.
“Una de las grandes victorias de Exacta fue haber ‘aprobado’ el sismo de 2010 con nota 7 y, de hecho, fuimos uno de los pocos sistemas constructivos que fueron aprobados para la reconstrucción”, puntualizó.
Siguiendo esa línea, Miguel Muñoz subraya que una de las principales características del sistema ICF es la resiliencia ante desastres. En ese sentido, el Regional Sales Manager de Euclid comenta que viviendas construidas con sistema ICF en Estados Unidos son capaces de resistir los embates de huracanes y puntualiza que “si bien no son el mismo fenómeno, en rigor son agresiones extremas para una edificación y, dadas las características del ICF, una vivienda construida con este sistema es capaz de resistir un sismo”.
Aislamiento acústico y confort interior, características principales
Además del confort térmico y la seguridad estructural, puesto que se tratan de muros de hormigón armado, el sistema ICF también ofrece ventajas en materia de aislamiento acústico.
Según explica Miguel Muñoz, dado el grosor de la envolvente de EPS, combinado con el núcleo de hormigón, se reducen considerablemente la transmisión de ruidos exteriores e interiores. “Los bloques de EPS tienen un estándar de 6, 7 cm por cara. Son 13 cm de EPS y es harto. En Chile, lo normal es que la envolvente de un edificio sea de 5 a 8 cm y con este sistema, se cuenta con el doble”.
De acuerdo con mediciones realizadas en el hemisferio norte, los muros construidos con el sistema ICF presentan tasas de transmisión acústica menores que los muros convencionales, con cifras de entre 46 y 72 dentro del sistema de clasificaciones STC (Sound Transmission Class), en comparación con el aislamiento de fibra de vidrio estándar y los paneles de yeso. Esto se traduce una importante reducción del ruido proveniente del exterior, lo que mejora el confort de los ocupantes.
Otro de los aspectos relevantes que posee el sistema ICF es que también contribuye a mantener una humedad relativa estable en el interior, lo va en directa mejora del confort interior. “Como mencioné anteriormente, el estándar del sistema entrega 6, 7 cm de aislante con una cara exterior que está expuesta al clima, pero los otros 6, 7 cm van por el interior, expuestos a la calefacción o al acondicionamiento de frío en el verano”, explicó Muñoz.

Por su parte, el gerente general de Exacta subraya que, al ser un sistema continuo, sin puentes térmicos, genera “ahorros energéticos de entre un 70%, 80%”, lo que también influye directamente en la generación de edificaciones, ya sea del tipo habitacional o de otras características, que sean sostenibles. “El mundo requiere viviendas sustentables”, enfatizó Goldberger. “Y este sistema plantea una manera sostenible de construir”.
Beneficios del sistema ICF y su aplicación en Chile
Pese a las ventajas técnicas que exhibe el sistema ICF, su adopción en Chile ha sido gradual. “Previo a llegar a Chile, el sistema de paneles de EPS con Exacta estuvo en Argentina en los años 1984, 1985”, detalló Sebastián Goldberger. Pasarían dos décadas antes que este sistema llegase a suelo nacional, cuando el mismo gerente general y fundador de Exacta utilizó el sistema ICF para construir su propia casa el año 2001. “Fue la primera construcción con Exacta hecha en Chile, la que construí en 6 meses. Y ya desde el año 2005, que estamos con este sistema en el país”, destacó.
Entre las barreras que se identifican para la adopción más generalizada de este sistema -pese a que existen ejemplos de edificaciones en nuestro país- pasa principalmente por el poco conocimiento que se tiene de éste, especialmente en materia de costos. Sin embargo, Miguel Muñoz destaca que utilizar este sistema es similar a “construir con un sistema de encofrado tradicional, en el que se debe arrendar el encofrado, montarlo, desmoldar, trasladar el encofrado y después de eso, recién aplicar la envolvente térmica. El sistema ICF, en ese aspecto, tiene un desempeño superior porque se tiene todo de una sola vez”.
Si bien la inversión inicial puede resultar alta en algunos casos (“existe un costo logístico, ya que en el caso de Nudura, que es con la empresa que trabajamos en Euclid, se importa desde Canadá”, puntualizó Muñoz), esa primera inversión se puede compensar en el mediano plazo por el ahorro energético (70%, 80%, como mencionaba antes Sebastián Goldberger) y la reducción en gastos de mantención.
En ese aspecto, el gerente general de Exacta enfatiza que el sistema ICF con el que trabaja ya está adaptado a la realidad chilena. “Tenemos soluciones constructivas que se adaptan a los espesores tradicionales de la construcción local. Por ejemplo, en Chile la construcción de una casa de uno o dos pisos, pro lo general posee un muro de 20 centímetros de espesor cuando es albañilería u hormigón. Nosotros nos adaptamos a eso”, comentó.

Otro aspecto dice relación con la capacitación de la mano de obra. Por sus características, el sistema ICF requiere precisión en el ensamblaje de los bloques y en la colocación de las armaduras para así aprovechar al máximo el potencial de este sistema. “Si bien se requiere cierta capacitación, en términos del manejo y cuidado ya que los bloques son muy livianos, el ensamblaje de los bloques de EPS no es complejo”, puntualizó Miguel Muñoz.
En ese sentido, tanto en Exacta como en Nudura poseen manuales de instalación y asesoría técnica del sistema, cosa que asegurar una correcta instalación de los elementos de EPS. Asimismo, los expertos convergen en que, dadas sus características, el sistema ICF tiene una ventaja comparativa para todo lo que son instalaciones eléctricas y sanitarias. “Se calan las paredes con una rebajadora típica de EPS, se instalan los tubos y luego, se coloca el revestimiento de terminación”, explicó el gerente general de Exacta.
Y si bien los bloques de EPS son materiales livianos, ambos expertos enfatizan que los muros fabricados con el sistema ICF son, en rigor, elementos de hormigón armado. Por lo mismo, tienen ensayos tanto de resistencia al fuego –“el poliestireno nuestro tiene la norma de producto para que cumpla con esas características, además de la protección de nuestro estuco de revestimiento”, comentó Goldberger- como otras pruebas aplicables a muros de hormigón armado.
Proyectos y tipos de obra con sistema ICF en Chile
Si bien el sistema ICF lleva instalado en Chile dos décadas, sus aplicaciones concretas en suelo nacional son acotadas. En ese sentido, el gerente general de Exacta comenta que uno de los inconvenientes a la hora de implementar el sistema ICF tiene que ver con la decisión final de adoptar este sistema.
Por ello, el Regional Sales Manager de Euclid puntualiza que se han realizado reuniones con ingenieros para mostrar que se trata de elementos de hormigón armado. “Le explicamos que no es algo muy distinto a lo que se utiliza en las construcciones tradicionales”, explicó Muñoz. “Lo que pasa, les comentamos, es que el molde forma parte del sistema y que éste tiene funciones como aislante”.
El desarrollo de proyectos en nuestro país con el sistema ICF abarca, de acuerdo con las cifras que maneja Sebastián Goldberger, más de “2.000 viviendas, además de proyectos como colegios, piscinas y el proyecto Hotel Puma Lodge, que se trató de una obra de 3.000, 4.000 metros cuadrados, con muros de hormigón fabricados con sistema ICF de 15 centímetros de espesor”, destacó. En el caso del hotel, la particularidad es que se trató de un proyecto que se ubica en plena Cordillera de los Andes, en la Región de Rancagua.
Para ese proyecto en particular, el gerente general de Exacta recuerda que se utilizó el sistema ICF en dos etapas. Por una parte, todas las obras relacionadas a las habitaciones del hotel se construyeron utilizando de manera integral con el sistema ICF, mientras que la sección destinada a la recepción integra al sistema ICF con una columna de hormigón que “fabricó de manera tradicional”, puntualizó Goldberger.

Por su parte, Miguel Muñoz visualiza que uno de los segmentos que permite explorar de mejor manera el sistema ICF en nuestro país corresponde al de viviendas unifamiliares “de nivel medio alto, que valoren tener una aislación térmica muy eficiente en vez de incurrir en grandes inversiones para acondicionamiento climático”, comentó.
Para el caso de desarrollo viviendas sociales, Sebastián Goldberger enfatizó que, si bien Exacta ha participado en proyectos de esas características, “en general, nuestro fuerte son las viviendas particulares”. Para los proyectos de vivienda social, dice el gerente general de Exacta, la decisión final pasa porque las constructoras conozcan al sistema, sus beneficios y lo propongan a las familias involucradas.
Aprendizajes y desafíos en la implementación
Como mencionaron antes los expertos, si bien se requiere de mano de obra con cierta capacitación, las características del sistema ICF hacen que sea de fácil instalación. “La gracia que tiene el sistema es que se arma como si fuese un bloque tipo lego”, destacó el gerente general de Exacta.
Esto, sin embargo, no significa que no estén involucradas especialidades. “Se requiere de operadores capacitados para el tema de la instalación de la enfierradura, de la colocación del hormigón”, puntualizó Goldberger. Y es que no se debe olvidar que estos son elementos de hormigón armado, por tanto, es necesario contar con mano de obra que cuente con el conocimiento y la experiencia en este tipo de faenas.
Ambos expertos coinciden que el hormigón que se utiliza para la fabricación de los muros con sistema ICF es un hormigón convencional o, según comentó Sebastián Goldberger, “lo que defina el ingeniero estructural”. En ese sentido, tanto Muñoz como el fundador de Exacta subrayan que el sistema ICF se trata, en el fondo, de muros de hormigón armado convencionales, cuya gran diferencia radica en que contemplan al aislante térmico en la construcción del propio muro y no como un añadido.
Asimismo, destacan que los bloques de EPS del sistema no se ven afectados por la acidez del hormigón, lo que permite un “hormigonado bastante estándar”, comentó Miguel Muñoz. Además, esta característica permite que los acabados exteriores e interiores del muro puedan llevarse a cabo con morteros cementicios, entre otras configuraciones para la terminación de los muros.
Sostenibilidad, eficiencia y productividad: Beneficios del sistema
El tiempo de obra es un factor relevante en el sistema. Los expertos coinciden en que, si bien existe cierto grado de especialización -particularmente en lo que respecta a faenas de enfierradura y hormigonado- el ensamblaje de los bloques de EPS que conforman a este sistema es más bien rápido y requiere menos mano de obra que, por ejemplo, la albañilería tradicional.
“En nuestro caso, tenemos un ejemplo de una vivienda de 210 m2 en la que sus muros se construyeron con el sistema ICF por sólo 2 operadores. Se trataba de una unidad de dos plantas y demoraron, los dos trabajadores, cuatro días por piso en armar todo. Eso da muestras de la eficiencia del sistema”, destacó el Regional Sales Manager de Euclid. En ese caso, explica, para las faenas de hormigonado participaron cinco operadores “por día”, puntualizó.
“Este sistema permite una racionalización de la obra”, subrayó Sebastián Goldberger. “En el sentido que no tienes desperdicios, se utilizan materiales más livianos, las medidas son exactas, lo que finalmente repercute en eficiencia y productividad de la obra, ya que se mejoran los tiempos”.
Esto también repercute en aspectos como la sostenibilidad del proceso constructivo. “Nuestro propósito -subrayó Goldberger- es hacer vivienda sustentable”. En ese sentido, y como mencionaron antes los expertos, los beneficios del sistema ICF en términos de eficiencia energética, además de la poca generación de residuos en obra, permiten que el sistema ICF contribuya a la sostenibilidad de la construcción en varias dimensiones.
Perspectivas de crecimiento y desafíos futuros
Dado el déficit de viviendas que existe en Chile (un problema que, como reconoce Naciones Unidas, es global), el uso de sistemas constructivos que, por lado, mejoren la productividad en obra, a la vez que constituyan un aporte en materias de sostenibilidad de la industria de la construcción, se hace cada vez más necesario. En ese sentido, el sistema ICF abarca ambos frentes, permitiendo la construcción de viviendas energéticamente eficientes en plazos comparativamente menores.
Un aspecto relevante dice relación con la nueva normativa de reglamentación térmica, que entrará en vigor a partir de noviembre de 2025. El nuevo texto incluye nuevas zonificaciones térmicas, además de incorporar exigencias hidrotérmicas y estándares de aislamiento más altos, entre otras modificaciones.

En ese aspecto, tanto Goldberger como Muñoz coinciden en que el sistema ICF excede a los requisitos que plantea la nueva reglamentación. “De acuerdo con el actual cuerpo, el sistema sobrepasa los requisitos. Ya en zonas extremas, como en las regiones de Aysén o de Magallanes, habría que pensar en paneles o bloques de EPS de más grosor que, para esos efectos, nuestros proveedores tienen”, comentó el Regional Sales Manager de Euclid.
Por su parte, el gerente general de Exacta subraya que el sistema ICF que tienen disponible ya viene pensado para cumplir con la nueva normativa. “No solamente cumplimos con la normativa en relación con el tema de la transmitancia energética, sino también en lo que respecta a envolvente continuo, sin puentes térmicos”, comentó.
Ante ese panorama, el sistema ICF se perfila como una alternativa sólida para el cumplimiento de los nuevos estándares en materia de eficiencia térmica e incluso, pensando en aspectos de sostenibilidad y productividad en obra. “Tenemos la solución lista, probada y armada, pensando en la nueva normativa que entrará en vigor en noviembre”, puntualizó el gerente general y fundador de Exacta.
Sin embargo, persisten desafíos. La masificación del sistema requiere una mayor difusión de sus ventajas, la reducción de costos mediante economías de escala y la formación continua de la mano de obra. A juicio de Sebastián Goldberger, las constructoras son las llamadas a “buscar una solución, entre comillas, no convencional, porque el sistema ICF sigue siendo un sistema de hormigón armado”.
Por su parte, Miguel Muñoz destaca la versatilidad que tiene este sistema, con las distintas aplicaciones que se pueden encontrar en el mercado. “Hemos recibido consultas, por ejemplo, de arquitectos que buscan hacer muros con hormigón a la vista y si es posible hacerlos con sistema ICF. La respuesta es sí. En la actualidad, existen productos de este sistema que no sólo permiten terminaciones a la vista, sino también, fabricar muros curvos, inclinador, los que siempre serán muros de hormigón armado”.
A medida que Chile avanza hacia una construcción más eficiente e inteligente, el sistema ICF se posiciona como una opción a considerar, tanto para desarrolladores como para usuarios finales. El futuro de la construcción en el país dependerá, en gran medida, de la capacidad de adoptar tecnologías que respondan a las necesidades de un entorno cambiante y exigente.