La Unitè d’Habitation: Un clásico de la arquitectura con hormigón

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Concebido por el arquitecto francés Le Corbusier como un nuevo modelo de vivienda urbana, este proyecto cambió drásticamente las formas del diseño arquitectónico habitacional y al mismo tiempo, instauró la concepción “brutalista” del hormigón para futuros desarrollos. En Hormigón al Día, revelamos algunas de sus características más destacados.

Luego de años de conflicto y la destrucción de villas y edificios, la Francia post Segunda Guerra Mundial necesitaba con suma urgencia reubicar a quienes, producto del conflicto bélico, habían sido desplazados de sus viviendas y se encontraban en una situación de extrema vulnerabilidad y junto con ello, palear el déficit habitacional producido, justamente, por la guerra. Para ello, se necesitaban conjuntos cuyo costo de construcción fuese el menor y, al mismo tiempo, pudiesen albergar a un gran número de familias. La respuesta vino con Le Corbusier de la mano de su Unitè d’Habitation, ubicada en Marsella.

El arquitecto francés Le Corbusier, a la fecha, había desarrollado diversos proyectos de carácter experimental en los que dejó en claro su abandono al concepto clásico de villas ubicadas en los suburbios de la ciudad, con casas unifamiliares, y concebía a este tipo de unidades inmersos dentro de la gran ciudad.

Así lo dejó plasmado en obras que anteceden a la proyección y construcción de su Unitè, como el Plan Voisin (1925), destinado a la ciudad de París y en el que propone tres tipos de edificaciones para la gran ciudad: torres de gran altura para edificios públicos y oficinas, ubicados en el centro de la ciudad; conjuntos habitacionales rodeando la manzana, a modo de bandas perimetrales y por último, conjuntos de vivienda en zigzag alejados del perímetro, denominados à redents.

Esta tipología es el antecedente directo a las Unitè del arquitecto galo: son conjuntos que mantienen los espacios verdes y se encuentran alejados de la calle. Además, Le Corbusier los diseñó como edificios de 17 plantas colocados sobre pilotes, los que se conectan a través de ascensores y calles interiores. Le Corbusier desarrolló ampliamente este concepto en su libro La Ville Radieuse (1930).

El año 1934, el arquitecto realiza un plan de urbanización para la ciudad de Nemours, Argelia, donde concibe a la vivienda como bloques independientes, alejándose de sus à redents. Tres años más tarde, en 1937, presenta en la Exposición Internacional de París a las Unitè d’Habitation como el eje central del urbanismo moderno, basándose en el concepto desarrollado en sus à redents.

Unitè d’Habitation de Marsella: Experimental y Funcional

La planificación de la Unitè d’Habitation comienza entre los años 1945 y 1946, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Lo primero que solicitó Le Corbusier al Ministerio de la Reconstrucción y Planificación Urbana de la época para llevar adelante este proyecto, fue total libertad en cuanto a regulaciones, lo que fue aceptado por la autoridad.

Con la descripción que ésta sería una “obra experimental”, Le Corbusier trabajó en conjunto con el taller ATBAT (Atelliers des Bâtisseurs, fundado por Vladimir Bodiansky) para el primer diseño de este proyecto, que inicialmente se ubicaría en la zona norte de Marsella. Para esto, Le Corbusier y su equipo ocuparían fines de 1945 y durante 1946, la Unitè se cambiaría de emplazamiento en  tres ocasiones, todas en diferentes tipos de morfología y tamaño del proyecto, hasta que en octubre de 1947 se comienzan las obras de construcción de este proyecto en el Boulevard Michelet, al sur de la ciudad.

Dos años después de iniciadas las obras, en 1949, se realiza la primera muestra de un departamento finalizado de la Unitè d’Habitation, con el que se explicó el concepto de vivienda urbana desarrollado por el arquitecto y al público al cual iba dirigido (familias trabajadoras). El conjunto completo se completó el año 1952 y hasta la fecha, se mantiene como uno de las obras más características de Le Corbusier.

Diseño y materialidad

La Unitè d’Habitation está pensada como una “ciudad dentro de una ciudad”. Es decir, Le Corbusier proyectó a este tipo de conjuntos habitacionales como autónomos dentro del ámbito urbano, donde sus residentes pudiesen acceder a una serie de servicios sin tener que depender del exterior.

En ese sentido, la Unitè de Marsella fue diseñada bajo el concepto de una “ciudad jardín vertical”, en la que la azotea del conjunto se utiliza como espacio común para sus 1.600 habitantes: desde espacios verdes, gimnasio, enfermería y otros servicios, Por el contrario, la primera planta del conjunto está libre y ahí se encuentran espacios verdes, pasos peatonales, estacionamientos, entre otros. Esta integración de elementos, transformó a la Unitè de Marsella en un conjunto único.

La Unitè d’Habitation de Marsella es un solo gran edificio de 140 metros de largo, 24 de ancho y 16 de alto asentado sobre pilotes gigantes a modo de puente, lo que deja la primera planta al descubierto. Está compuesta por 337 unidades que se enfrentan de manera horizontal y que van desde departamentos para personas solteras hasta familias con ocho hijos; 58 unidades dúplex se encuentran en cada planta, a las que se accede por un pasillo central longitudinal articulador o “calle en el aire” que se repite cada tres pisos, lo que optimiza el espacio. Asimismo, la ubicación espacial de las unidades, a lo ancho de la estructura, confieren una característica única que no se ve en otros conjuntos similares, incluidos los del propio Le Corbusier

Otra de las innovaciones que aplicó el arquitecto galo al diseño de la Unitè fue su sistema “Modulor”, concepto desarrollado en 1950 por Le Corbusier y que reemplaza al sistema métrico decimal y lo reemplaza por uno que se basa en las proporciones del cuerpo humano. En palabras del arquitecto, “una máquina, un mueble o un periódico son prolongaciones del hombre. Y la arquitectura, y en consecuencia, todo objeto creado por el hombre, debe impactarnos no sólo a nivel anímico o mental sino también a nivel más físico o corporal”.

Foto: Diagrama del sistema Modulor

En ese sentido, La Unitè d’Habitation de Marsella fue la primera obra en la que pudo plasmar este revolucionario concepto de medición, el que luego utilizó en proyectos como la Capilla de Rochamp (1950 – 1954, Francia) y en la ciudad de Chandigarh, en India.

Para la construcción del edificio, se utilizó hormigón armado in-situ en todo el marco estructura (losas, vigas y pilares), los que se dejaron al descubierto –alejando a Le Corbusier de sus anteriores obras en hormigón blanco– por una razón sencilla: el costo. Junto con esto, en la fachada se colocaron elementos prefabricados de hormigón que se adhieren al conjunto estructural. Finalmente, las unidades, si bien son prefabricadas con tabiquería, sus elementos estructurales son también de hormigón.

Por la disposición del conjunto, en el nivel medio se ubica un bloque de comercio que ocupa dos pisos y 135 metros de largo, en el que se emplazaron diversos servicios –en concordancia con la autosuficiencia de la Unitè de la ciudad– y, como ya se mencionó, la terraza presenta una serie de servicios comunitarios que permite a los residentes formar comunidad.

Foto: Diseño de los departamentos de la Unitè d’Habitation de Marsella

Con estas características bosquejadas por Le Corbusier, la concepción moderna de la vivienda urbana tuvo, sin dudas, un antes y un después con la Unitè d’Habitation de Marsella. Y en este aspecto, el hormigón tuvo un rol protagónico tanto en el diseño como en la ejecución de la obra, lo que permitió explorar nuevas aplicaciones del material.

Revisa en los siguientes videos, un documental de la Unitè preparado por la televisión francesa

Parte I

Parte II

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