Crematorio del cementerio de Kakamigahara: Hormigón para el descanso eterno

Compártenos en Redes Sociales:

Facebook
Twitter
LinkedIn

Contenido Relacionado con la noticia

Buscando un elemento que fuese funcional y, al mismo tiempo, una pieza de arte, el arquitecto japonés Toyo Ito (ganador del Pritzker en 2013) diseñó un particular techo de hormigón curvo para el crematorio de un cementerio en el centro de Japón. El resultado de dicho proyecto se convirtió en una de sus obras más destacadas y en este artículo, te mostramos los motivos de eso.

Ganador del Pritzker -el denominado “nobel de arquitectura”- el año 2013, el japonés Toyo Ito posee una vasta carrera en la que destacan edificaciones que siempre buscan innovar en lo que a conceptos arquitectónicos se refiere. En especial, el arquitecto busca que la forma de los materiales utilizados en sus proyectos tenga elementos que escapen al espectro constructivo y se integren al entorno de manera armónica, relevando tanto al espacio como a la propia edificación.

En ese sentido, uno de los aspectos más notables del arquitecto es su particular uso del hormigón para dar vida a sus obras. Uno de sus últimos trabajos, el Museo Hermitage de Barcelona, refleja cómo el profesional deconstruye las tradicionales formas divisorias (muros) en las salas para transformarlas en “cintas”, propiciando así la fluidez interna de los espacios y, al mismo tiempo, su integración con el exterior.

Esa misma integración se puede apreciar en una de sus obras emblemáticas, el crematorio del cementerio de la localidad de Kakamigahara, ubicada en la prefectura de Gifu, en la zona central de Japón. Se trata de una obra que refleja el interés de Toyo Ito en integrar las formas arquitectónicas de sus proyectos al medio que les rodea.

Hormigón ondulado para un camposanto

Denominado como el “bosque de la meditación”, la idea de Ito en este proyecto es que la forma del crematorio fuese un eco de las formas montañosas que rodean al cementerio.

Para ello, el arquitecto buscó una estructura que cumpliese con su conceptualización de lo que debe ser la arquitectura. Para ello, diseñó un techo curvo que refleja tanto al paisaje montañoso de la zona como también, las formas que realiza el humo blanco que aparece desde el crematorio. De esta manera, Ito consiguió conectar al edificio central con el paisaje y, al mismo tiempo, conceptualizar su función.

La creación de esta estructura fuer particularmente compleja y requirió un trabajo mancomunado con el área de ingeniería del proyecto. En ese aspecto, el aporte de Mutsuro Sasaki, ingeniero cuya especialización en aplicar algoritmos no lineales al diseño estructural, resultó fundamental.

Par dar forma al techo -la pieza central de este crematorio- se crearon piezas separadas de encofrados que, unidas, forman una sección curva del techo. Estos, a su vez, estaban diseñados con un espacio en su centro para la incorporación de los pilares que sostendrían al techo, formando así un elemento monolítico pese a su naturaleza separada.

Foto: Fabricación del techo de hormigón

Finalmente, estas piezas se fabricaron con hormigón vertido in situ, transformando a este elemento estructural y funcional en una pieza arquitectónica llena de simbolismos, respetando el concepto original de Ito.

Aplicando sistemas no lineales para elementos tradicionales

La solución aplicada fue un trabajo en conjunto entre Ito y Sasaki. De esta forma, por ejemplo, se mantuvo el diseño curvo original del techo propuesto por el arquitecto y gracias a la incorporación de algoritmos de Sasaki, se logró implementar soluciones estructurales óptimas para este elemento.

Al ser un elemento de hormigón colocado in situ, hubo especial trabajo en la disposición de las barras de refuerzo tanto para el techo como las columnas. En estas, en particular, se utilizó un moldaje dividido en tres secciones que, combinadas, lograron integrarse de forma natural a la forma del techo.

Foto: Izquierda, diseño de la columna cónica; derecha, columna ya fabricada

Para soportar la carga, además de las barras verticales, se colocaron anillos de acero de refuerzo. Finalmente, son doce las columnas cónicas que forman el soporte de del techo de hormigón curvo, formando cuatro núcleos estructurales. En cada de estos, alberga los espacios ceremoniales del cementerio.

Las columnas, además, funcionan como drenaje para el agua de lluvia, la que las convierte en elementos funcionales dentro de la propia estructura de hormigón formada por el techo.

Teñido de blanco, esta estructura de hormigón de 20 centímetros de espesor es capaz de reflejar las múltiples naturalezas del cementerio: por una parte, se inserta dentro del paisaje en donde está el camposanto. Además, emula las formas del humo que produce el crematorio y finalmente, genera un elemento arquitectónico único que, además, es funcional al recinto.

Noticias Relacionadas